Fue la noche de san Juan
cuando me encontré su cuerpo
lucía las mejores galas
y llevaba el pelo revuelto.
Pero teniendo marido
mi amor estaba por dentro
su corazón muy
vivo
se sentían sus latidos.
Me envolví en el galopar
que manaba de su cuerpo
montado en brioso corcel
volaban mis pensamientos.
En la orillita del río
inmerso en mis movimientos
se apareció el poeta
en los dos estaba dentro.
Con que sonrisa miraba.
Lo sentíamos, volaba con nuestro sueño.
Galopamos los tres juntos,
gozando a tres el momento.
Ella, pelo negro, muy negro…
que el viento alborotaba
y esparcía por su cuello
de jarra blanca al acecho.
La potrilla enjaezada se ríe,
¡cómo se ríe en su sueño!
Como gozaba su vida
de su cuerpo surge fuego.
De su corazón la vida.
De su cuerpo los lamentos.
De sus ojos brotan llamas,
junto con sus movimientos.
Fue una noche de san Juan
Cuando los tres compartieron
El pan, el vino el cariño, gratuidad
de una mujer de ojos negros.
Ella no se quito nada.
Se desnudo por dentro,
de su cuerpo regaló
su amistad el mejor de sus afectos.
Antonio Molina
"Ella no se quitó nada.
ResponderEliminarSe desnudó por dentro,
de su cuerpo regaló
su amistad el mejor de sus afectos."
Qué ritmo tan alegre has logrado en estos versos, Antonio. Y esa estrofa final… qué bonito. Las noches de S. Juan siempre tienen algo mágico :-)
Besos y abrazos.
Gracias poeta:
EliminarTu si que entiendes porque en tu corazón no hay pozos negros, solo agua trasparente rica como la miel de oriente, mezcla de flores repletas de sueños y corazones sedientos que luchan contra corriente.
un beso
Antonio