En la inmensidad
de mi alma,
envuelto en
polvo de estrellas,
se encuentra mi
corazón
que zozobrando
se queja.
Milenario de
dicha.
Sortilegio de
seda.
Con el viento y
la brisa
rompiste mi
guarida.
Me recostaré en
tus
lágrimas para
que aplaquen mi sed,
la que brota de
mis labios
en el desierto
infinito
donde mezo mi
alma.
Un filón de lágrimas
caen sobre mi
teclado.
Los ojos de una
serrana
contempla mi
corazón
con los sudores
de escarcha.
Antonio Molina
Medina
Muy bella imagen de una guapa serrana, prundo y maravilloso el recuerdo de tiempos pasados, que alimentan el corazón y el alma.
ResponderEliminarTus letras son tu vida, precioso poema.
Un abrazo
ambar
Pero qué profundo, sentido, y bellísimo es este poema, mi querido amigo Antonio, es de esos que llegan al alma por su intensidad, hoy tus versos han escrito desde la profundidad de tu corazón, desde las lágrimas, desde la nostalgia, desde el universo de tu tu alma, hoy tus versos llegan muy adentro.
ResponderEliminarNo solo tu poema me encantó, sino la fotografía.
Un beso enorme, Poeta y Amigo.