DE BRASAS

Quemó su cuerpo. Mi cuerpo
entre llamas se consume.
Se trasforma su intelecto
olvidando su pasado,
claro conciso en suspenso.

Otro ser brota en su alma.
Otro se acopla a su etéreo cuerpo,
partiendo de la nada.
Todo lo que le rodeaba
se quemaba como incienso.

Para acompañar sin miedos,
pletórico de plena vida
que atrapó sin repulsión
asiéndose a su mano
con firmeza y decisión.

Sin titubeos ni engaño
sorteando la corriente,
quemando toda maldad.
Entre sus llamas dolientes
quedaba maloliente corazón.

Antonio Molina Medina


1 comentario:

  1. Sin titubeos ni engaño
    sorteando la corriente,
    quemando toda maldad.
    Entre sus llamas dolientes
    quedaba maloliente corazón.

    A ver mi querido amigo Antonio.
    Con ese fuego como incienso purificador, no queda "maloliente" sino limpio, resplandeciente y lleno de fulgor, ese bello corazón.
    Precioso poema, un buen fin de semana gracias por siempre recordarme y un abrazo.
    Ambar

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