En
recuerdo de Catalina Trola, mi tía.
Vivir en
‘Chorrosquina,’
trabajar
en sus campos.
Despertar
con la música estridente,
el ki ki
ri ki
de los
altivos gallos
que
gritan: ¡Es hora de marchar!,
¡que el
día nuevo empieza ya!
En las
casas de paja todo tenía vida propia.
Todos
cogían de la mesa
el pan
con lo que hubiese para su sostén;
en los
corrales se movían las aves y las
bestias,
y reclamaban
su pitanza como los demás.
Hierba
fresca, maíz, cebada, si es que aún quedaba.
Y para
abrevar, agua del chorro, otras de las acequias.
Y después
cada cual a su tarea.
Todos
tenían tajo. Unos la casa,
otros la
tierra y, para los más chicos,
las tareas pequeñas.
Llegó el
verano para muchos de esos niños
Que,
junto con otros que se sumaban,
también
su tarea les daban.
Acarreaban
el agua de la Fuente del Chorro para que no faltase,
recogían
en los molinos teleras de pan
que,
para toda la semana se guardaba,
y,
cuando los hombres y mujeres
regresaban
de la tarea, ya estaban prestos los peroles llenos
pero a
veces, es verdad, no había ni eso
para recuperar
las energías gastadas
por la
labor del día.
Que todo
era trabajo, sin agobios, ni bullicios,
sin prisas, no brotaban resentimientos ni odios;
era otra
forma de vida.
Y
llegada la noche, concluida la faena
Y acurrucados
al rescoldo…
avivando
la llena caldera,
se
contaban cuentos y leyendas,
de
contrabandistas y guerras pasadas.
De
hombres que vendieron su alma,
por unas
pocas monedas.
Y las
abuelas se marchaban y decían:
“¡que no
habléis esas cuestiones, delante de los niños!
Vivir en
‘Chorrosquina’, bello sueño del pasado
que no
envidiaba fortunas ajenas,
era vivir,
según dice el poeta,
en el bíblico
paraíso
que
perduraba aún sobre la tierra.
Antonio Molina. Medina
Un poema precioso en recuerdo de tu tía, gracias por compartirlo amigo antonio. Y ya veo que vivir en Chorrosquina es un bello sueño del pasado.
ResponderEliminarUn beso dulce de seda.