No te sueltes nunca, ve de la mano. Que el viento te limpie las lágrimas de sal, que brotan de unos ojos que no deben llorar. La cara mojada, pañuelo de lino. Que la tierra brota milenario señuelo.
Te recuerdo, zagala, que la lucha sigue.
Mi aliento es tu aliento.
Mi mano es tu mano.
Sigue por la senda que tienes marcada, mi querida amiga amiga del alma¡¡
2010
Antonio Molina Medina
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