Me sucedió en la noche en el corazón de Burgos.
En su teatro Principal se aglomeraba la gente,presurosos por entrar que en breve va a comenzar
un grandioso espectáculo de las tierras andaluzas.
Se abren las puertas a la concurrencia
Deprisa… deprisa…
se cubren butacas y también las sillas
esperando ansiosos la gran explosión
de nuestra cultura, con mucha ilusión.
¡Silencio señores! comienza la función.
Una voz sublime, la de un trovador,
que nos hace revivir lo bueno de la vida.
Sus versos y rimas penetran en mi alma
baladas y reflexiones nos hacen pensar
con su pundonor y su buen hacer.
Me pliego en mi asiento y dejo que sus rimas
mse me introduzcan dentro, en todo mi ser.
Su voz diamantina, cómo se expresaba,
con qué pundonor, el muy puñetero
su sobria boca traspasó mi alma y
azuzó mi corazón.
Él todo lo rima y, si no rimase,
lo hace sonar con su poesía.
Nos lleva en volandas por el escenario
presentando el acto, sabe improvisar.
Ya salen al teatro mujeres hermosas,
bien sincronizadas, bailando, danzando,
sangrando sudor, cubriendo sus cuerpos;
música viviente de la tierra nuestra.
Y sin darnos cuenta y con su presencia
se nos pasa el tiempo; qué bien lo presenta.
Y vertiginoso con ardiente avidez
le brota un lamento del corazón a su boca,
el pobre Pillallo junto a sus chiquillos
inunda la sala. ¡Me da tanta pena…!
Emergen de mis ojos unas gotas frías,
lágrimas sinceras recorren mi cara
que dejo que caigan con placer y dicha.
Bendito juglar, ¡qué fuerza la tuya!
En tu deambular por el escenario
me hiciste recordar muchos de mis sueños,
penas y alegrías con la tierra mía
donde cautelosa me parió mi madre
en una pedanía allí en mi Granada,
Romiya la chica, en mi Andalucía.
Estaba embobado de sentir tal dicha.
Cuando saliste con tu poesía me embriagó
tu voz y la compañía de esa guitarra que Paco
sujeta entre sus dos manos, con seis cuerdas finas,
que brota de ella música divina,
de la tierra mía que vibrar nos hacía.
Mirian con su flauta también acompaña.
Luis con su violín y una tabla hueca
que Jorge se cuida de hacerla sonar
al ritmo sonoro para acompañar.
Mezcla de sonidos, exquisita fuente,
música fluida brota de su vientre.
Bellas melodías ellos provocaban.
Con la voz de Juan, el buen trovador,
que a ellos acompaña: timbrada, celeste,
fresca y cristalina, cual fiel narrador
que me introducía en los verdes campos,
por la serranía; cortijos, trigales llenos de gavillas,
chumberas, ermitas y fuentes, de agua bendita.
Tu ardiente voz y tu sintonía,
hirviendo la sangre que en mis venas fluía,
me hicieron volar a la tierra mía.
Se acaba la fiesta, también nuestro día,
el que celebramos, el de Andalucía,
que de pie y con orgullo cantamos al viento
su himno sonoro de letra divina
que un día Blas Infante pagó con su vida.
Lejos de mi tierra, de la gente mía,
me encontré ese día.
Pero rodeado de gente sincera,
de gente que piensa,
que sigue diciendo ¡viva Andalucía!
Gritos desgarrados, sonoros,
salían de su gente en la lejanía.
En Burgos, al borde de su río,
junto a la estatua del Cid.
en una noche muy fría,
una cálida Asociación
que por Al-Andalus se definía
me hicieron una vez más revivir,
recordar, vibrar, soñar y sufrir su lejanía:
la de la dulce tierra mía.
Viví con intensidad candente con la gente mía.
Yo les agradezco aquella invitación
que me hicieron en su día,
con la que alegraron el alma
de este soñador
que pudo volar, soñar, reír y llorar
para continuar amando a la vida, cristalina y pura,
desde la soledad que también compartía.
Antonio M. Medina
Dedicada al señor presidente de Cataluña, para que nos deje en paz a los andaluces
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