ZAGALA

Paseando por la orilla de aquel río
que yo amaba
me senté con complacencia
a contemplar sus orillas
y a entretenerme con sus aguas.

De ellas brotaba tu rostro,
vi esculpida tu cara,
tu sonrisa floreciente
y tus ojos negros, negros
que los devoraba el agua.

Seguí con tu mirar
manteniendo tu mirada
y vi reflejada en ella
la pureza de tu alma.

La corriente no lo mueve,
solo la zarandeaba,
los peces se alimentaban
bajo tu sombra zagala.

Llegó la noche en el río
y floreció la mañana,
seguí mirando a mi río
y tu sonrisa aún estaba.

Tu rostro y su negrura,
vida, de tus ojos emanaba,
brotándole la sonrisa
de lado a lado de tu cara.

Antonio M. Medina

6 comentarios:

  1. Gracias por usar la palabra "zagala". Tanto ella como su masculino: "zagal", son términos hermosos que, por desgracia, hoy están en desuso, como tantos de nuestra lengua.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Isabel, por seguir a este aburrido ZAGAL que de niño supo prestar oidos a todo lo que le rodeaba, gente con arrojo y ganas de vivir.Me enseñaron a sobrevivir en el habita que me rodeaba.
      un abrazo

      un abrazo
      antonio

      Eliminar
  2. Con tus letras he paseado a la orilla del río.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Gracias maría pero tus versos si son agua manantial que mi boca degust.
    un beso

    antonio

    ResponderEliminar
  4. Suave melancolía, que zigzagueante pasa a través de las aguas de la vida.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Halcón. Tu que vuelas por los aires y yo de niño te divisaba entre la piara de cabras que cuidaba ayudando a mis tíos y en la alta sierra entre buitres despintabas.

      un abrazo

      Antonio

      Eliminar