CARLOS CANO

Ya se ha muerto Carlos Cano.
Las campanas de la vega
lo anuncian con su redoble,
la muerte nos lo ha quitado.

El perfil y su figura, su voz
y su humanidad, han recorrido
este mundo, con tanta originalidad,
que su voz queda perenne
con su mensaje sembrado
de claveles desangrados.

Las campanas estallan
a lo largo y ancho de su vega,
su corazón que tanto amó
se convirtió en manantial,
charcos de sangre lo invaden.
Sangre roja y ardiente
le brota del corazón, que
cansado de latir y harto
de dar amor, le estalló
entre las manos,
como si fuera una flor
y con su semilla nos inundó.

Carlos Cano ¡qué congoja!
Carlos Cano ¡qué dolor!
Su corazón se ha parado,
no su verso y su candor.
Esos trinos y su copla
que nacían de su alma
que alumbraron nuestra vida
con la voz tan respetada,
compartida día a día.
Tus flechas ya no relucen
cuando brota la alborada.
Antonio M. Medina

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