De improviso el cielo se
ensombrece,
se oscurece la mañana,
el viento comienza a resoplar
con braveza y fuerza
inusitadas,
desgarrando las nubes su
pereza
con un empuje desusado.
El agua se transforma
de imprevisto
irrumpiendo nubes negras
brotando granizo de ellas,
bolas pequeñas, redondas,
se siente su golpear por
el arbolado y su pradera,
trepanando mis sentidos,
permaneciendo el manto blanco
inundando a las hayas
carboneras
recreando nuestra vista
en el profundo Gorbea.
Se recrean los sentidos
en esta verde primavera
¡qué compañía me hace!,
en la pequeña casona
de su ladera.
Antonio Molina
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