Torre Exposiciones, Pedro Abad (Cordoba) |
Paquito es un niño chiquito y sencillo, tierno y
sensible, inquieto y cuerdo… Pero le fastidia lo desconocido. Se esconde y
rehuelle lo que desconoce. Por más que le llamas él nunca responde hasta estar
seguro. Pero si lo dejas cual cosa pérdida, tu indiferencia le hace de mella y
Paquito se inquieta. Te observa de soslayo y sigue en lo oscuro… Él tiene
paciencia, quiere estar seguro.
Crea su tendido, cauto y comedido estudia el
terreno se deja llevar sin prisa…, sin miedo. Es calculador, preciso, sincero…
Te mira de reojo y brota de su rostro, expresión risueña. El tiempo que todo lo
controla, él controla a su tiempo desde el burladero.
Se pone a jugar y ya en el albero es un cisne
blanco que juegas con él como si la vida fuera hoy su juego.
Paquito de ojos vivaces se aferra a tu cuello
cuando has conseguido que rompas su hielo. Ya la timidez, la inseguridad y la
prevención la mandó a paseo o, al Guadalquivir que hoy fluye sereno: cuando ve
segura la mano tendida dispuesta a jugar con sus propios juegos.
Te arrastra. Te abraza.
Es un vendaval de
luces preñadas.
De sueños, que te
hacen vivir dentro
de su mundo.
Quedas atrapado
dentro de su albero.
¿Paquitoooooooooooooooooooooooo?
-¡Que! Mira quien ha venido.
Pedro Abad (Cordoba), a 24 de noviembre 2012
“cuando ve segura la mano tendida dispuesta a jugar con sus propios juegos. “ Y nada hay más serio que los juegos de los niños…
ResponderEliminarQué ternura hay en tus palabras, Antonio. Es un emotivo texto con imágenes tan bonitas como la de ese niño que controla el tiempo desde el burladero.
Besos y abrazos.
Gracias Mari Carmen
ResponderEliminarno queda tan lejano el tiemñpo de nuestra niñez, porque el tiempo no existe es un mito.
bss
antonio