Su vida le atrae, le incita,
le agita.
Provoca en su alma
sensaciones nuevas.
Quizás olvidadas. Que el
tiempo no corra,
no quiere borrarlo. Sus ojos
son luz.
Luceros del alba, que brillan
en la noche
marcando las horas de vida
apagada.
Labios golosos suaves como
esponjas,
de piel alisada que liberan
piezas,
de plata y de escarcha desde
su ventana.
Su aliento te atrapa, te
hiere le inflama
Penetra en tu alma. Mujer, tu
grandeza
envuelve una vida, supera
distancias
el aire los une, las ondas lo
atrapan
las montañas rugen sonidos
del alma.
Antonio Molina
He releído tu poema varias veces. Noto una gran tensión y ganas de decir cosas, pero se hace difícil la comprensión porque echo en falta bastante puntuación y coherencia. Por ejemplo, la frase: "Su aliento te atrapa, te hiere le inflama" no tiene sentido. Tal vez escribiste a bote pronto. Merece la pena una revisión para sacarle todo el jugo al poema y leerlo sin trabas ni perderse. Con un abrazo.
ResponderEliminarSalud.
Gracias Julio. A estas alturas yo no quiero ser nada, porque la nada flota entre los seres humanos. Solo quiero ser una mosca que inquiete a algún alma sensible y sencilla que comparta las palabras y los versos. Para un autodidacta como soy yo, me siento alagado con que alguien se preocupe de mi formación. Gracias. un abrazo.
ResponderEliminarAmigo Antonio, insisto en que merece la pena echarle un poquitín de tiempo a la revisión del poema, porque conseguirías un estupendo resultado y que el trabajo no sea solamente bueno, sino que lo parezca. Ánimo. En este "territorio" cultural de la poesía todos somos autodidactas y ninguno perseguimos la gloria, sino simplemente compartir de corazón y con gusto nuestras experiencias, lo que me parece mucho y muy digno. Gracias a ti. Con un abrazo.
ResponderEliminarSalud.