No reconoce los
caminos,
Eran pesados y
las heridas
Se acumulaban en
su alma,
por las zarzas
que raspaban su cuerpo.
En silencio se
dejaba llevar
Por los pliegues
del tiempo,
Que insaciable
no veía los peligros
Que su alma
soportaba.
El final está
cercano
Y él no lo
divisaba
En su
conocimiento.
Antonio Molina Medina
me ha encantado encontrarte
ResponderEliminarme parece muy bello como escribes
Eres muy especial
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