Emergió desde una grieta que
su corazón portaba
con figura de acero,
y sonrisa quebrada.
Suspendió entre musas
sin dueño que le atara.
Se balanceó en su habita
sin miedos que quemaran;
sin casulla, entre llamas.
Su corazón impulsaba
el aire placentero, endulzando,
fluyendo su boca que
sus labios palabreaban.
Solicitas eran las palabras
que
su alma invitaba
y gozaba en su trama.
Llegada su partida,
el descanso sereno,
con sonrisa etrusca
te montaste en el carro
de tu yunta sin freno,
para transportarnos
a los mares serenos.
Antonio Molina Medina
Buenísima tu poesía.
ResponderEliminarMuchos besos
Emerger en el alma que descansa sobre la paz infinita, regocijada en la sonrisa tranquila, disfrutando del camino, desde la magia de las palabras.
ResponderEliminarPreciosos tus versos, amigo Antonio.
Un beso.