A su sombra se refugia,
y le causa llamarada
un calor limpio
profundo que en su cuerpo
se le instala.
No digan que la
deje. No me pidan olvidarla
Si la Luna es su
consuelo y su vida le relaja.
La quiere...
como la quiere con los sudores
del alma.
¡Mírala cómo
reluce... como brilla, incluso
después del alba!
Su corazón es
humano, de fuentes y de
guirnaldas
¿Cómo no va él a
querer a mujer tan tierna,
sana, serena y
clara?
Nunca conoció mujer
que le atrapara su alma.
Sus ojos de
cielo abierto le recorren
'toa' su cara.
Su mirada es
dulce y tierna y su sonrisa
de grana.
Una lágrima se expande
por los surcos
de su cara.
Quererla, sólo
quererla con todo su
corazón
es algo que no
se acaba.
Pensamientos que
le invaden
por caminos
de barro y zarzas.
Y seguirá
caminando aferrándose a
su aldaba
para que no se
espumara.
Siempre estará a
su lado
y no son sólo
palabras,
ella entiendo corazón
repicando
la alborada.
Sólo, para quererla con el cuenco
de alma.
Antonio Molina Medina
Mujer de alma blanca y sonrisa clara, de luz perpetua y corazón enamorado, mujer que clama con pasión sus sentimientos.
ResponderEliminarUn placer leer tus versos siempre divinos.
Feliz día del padre.
Un beso.