Te levantas
y abres la ventana que da a tu mundo.
Una imagen
impacta y te hace daño
en lo
profundo de tu alma:
Dos niños
abrazados dentro de su bestial pobreza,
unidos por
el calor que une sus cuerpo derrotados,
junto a la
barbarie y la indecencia… Nos espanta.
A algunos
nos remueve la conciencia.
Nos deja
indignado el corazón ante tanta sordera.
Son dos
gorriones indefensos cuya brutal imagen
nos revuelve
la conciencia. Pero…
descubres que
nuestra sociedad acurruca en sus
hogares,
amparan y
protegen a los animales y,
a los sin
techo, dejan que sus cuerpos
ateridos mueran
entre las
baldosas y el cemento, desamparados y sin derechos.
Protegemos
los países con alambradas púas y cuchillas
fabricadas
por seres humanos. Exportamos
armas de
fuego, para que se eliminen entre ellos
y destruyan
las naciones en nombre de
un dios que
nos abandonó hace tiempo. Que miró
para otro
lado cuando mataron a su hijo dejando
hoy, que
masacren con sus bombas a pueblos enteros
cuyos
habitantes escapan al cerco de la muerte,
para que los
"países democráticos" los coloquen
en campos
del silencio y otros beban las aguas
de los mares
que, sedientas, se apropian de sus cuerpos.
09/07/16
Antonio Molina Medina
Parece que así es, que Dios nos abandonó hace tiempo, porque no se explica tanta violencia en el mundo, es desolador.
ResponderEliminarUn precioso poema homenaje contra la barbarie y masacre, me ha gustado mucho.
Un beso.