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Sinovas. Aranda de Duero. Castilla León
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Y me acerque a la tierra repleta de duros terrones y caminé sonriendo
en mis días de puro invierno, buscando rebujos apasionadamente.
Porque tengo oídos, y ojos, y olfato para degustar en silencio, estos campos, estos prados… Percibir los nuevos tallos que las cepas desprenden y pueblan sus cuerpos y las visten de verde, del verde, que me atrapa.
Y mi vista me trasporta por las tierras que les legaron madres y padres ,a campesinos agrestes, entre prados, hoy trenzados, de fértiles viñas de pastos, de árboles, de fruta en sus ramas, de agua que comparten la tierra y animales que balan, se despojan de su lana, y alimentan con su leche.
Y me siento entre ruinas de paredes, aun de adobe, donde mi cuerpo se amotina, cuando siente las pisadas de otros cuerpos que, con la aurora, se desprenden de su alma, para enseñarnos la gloria…
Y mi corazón se desfoga y deja al descubierto canales de agua bendita, por los que hoy, sopla el viento.
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Sinovas. Aranda de Duero. Castilla León
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Hoy enmudece mi alma y prescinde de su cuerpo, para gritar nuevos frutos hasta el hábitat, de mi ser superior, el que encauza mis movimientos; mis pisadas se posan por la verde alfombra,
Tierra mía, en sus lamentos. Cuerpo mío, no destruyas las cosechas, sé extensión de placer, revive su viento que vocifera a mi espalda con sonidos que percibe y suaviza mi alma y que, benévola, perfora sus espigas y deja que sus semillas tejan sus movimientos y sus granos se multipliquen por los cauces, por el fértil arroyo del surco de los arados, introduciendo el musculo seminal repleto de sabios granos y que se abran en sus adentros, dejando que explosione con fuerza las semillas, cual tierras de parto, sin quejas ni sollozos, ni gritos que muerdan y nublen los sueños, se sacude en el bosque que rodea la pedanía, disfrutan mis sentidos y mis ojos se hienden en la maleza observando las rosas que, entre sus zarzas, asoman sus tallos hoy, majestuosos, recreando en mi mente olores a casa materna…
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Sinovas. Aranda de Duero. Castilla León
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Y disfruto la tarde que verdea y se pliega a los recuerdos de antaño. Sus almas pululan, díscolas, por las orillas de su riachuelo, cuyo cauce se vierte en mis manos, y sus aguas, interminables, tratan de apaciguarme, los reposados recuerdos que fluyen desde el Note, el Sur, el Este y el Oeste; cuyos ciclos, se adhieren a la tierra mía.
Tierra que vive en mi alma y se sumerge, platónica, entre el caudal que me proporciona un espíritu indomable, mientras las Águilas se abrazan y los Cuervos revolotean, compartiendo su vuelo, con gorriones y pajarillos en el aire; los ciervos salpican los prados y mi vista se expande mirando sus cuerpo mientras las guaridas de conejos libres se dejan ver en los promontorios de piedras que, cual madrigueras, se transmiten por la inmensa sabana que me observa, murmura y se calla…
Sinovas. Aranda de Duero. Castilla León
Él contemplando los páramos cuyos caminos están, repletos de tierra perforada, donde las hormigas, placidas, se esparcen cargando sus cuerpos con los frutos de siempre y árboles frutales que, silenciosos, miran mis pasos sosegados y tercos, que me hacen vivir fuera del tiempo. El mal supura sus aires y se hacen sencillas y vibrantes las emociones. Circulan por la Pedanía aires nuevos, sonidos de ávidos juncos, cuando el viento los zarandea y los hace fértiles y florecientes...
El oloroso romero, la yerba buena, la menta... se cimbrean cuando los respiras, como las espigas que mecen sus olas en tierra de proyectos sencillos y lucidos... almas que cosechan silfos inherentes. Desde el bosque se dilucidan los balidos de animales que recrean los mantos de cosechas de agua bendita, cuyo color cual nieve le incita, y brilla en su Pedanía.
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Sinovas. Aranda de Duero. Castilla León
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Mientras los jóvenes labradores artesanos de la tierra, derrochando sueños, relatan sus costumbres para que renazcan de sus recuerdos seres que siguen vivos, ya que el tiempo no les olvidan ¡sus gentes los recuerdan! Aferrados a los caminos, antes veredas, de encuentro, braceros en cuyas manos los racimos, frutos de las cepas, se mecen entre sus ojos y se hacen fuentes negras y blancas, firmes, melosas y apacibles, cual melaza, que despejan la mente y dan rienda suelta, sin mancilla, a las corrientes que en nuestro cuerpo fluyen, explícitamente, amansando y suavizando las usanzas que, ennegrecidas por la maldad, son abatidas y dejan al descubierto corazones…, donde solo fluye…, la lucha y la bondad.
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Sinovas. Aranda de Duero. Castilla León
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Entre estos surcos esta su lozanía, un amasijo de endebles y a la vez suculentas y sedientas metáforas,que encarrila su existencia y, hace útil los recuerdos y el mandato que fluye de su alma, ya que son muchos amigos, mis nuevos amigos, los que me saludan guiando mis pasos, dejando fluir una sonrisa que emite mi corazón a cada paso dado por los caminos y sembrados, que me saludan a en mi senda, ya torpe, pero ligero de equipaje.
30/05/17
Antonio Molina Medina
No es frecuente leer y menos en estos tiempos una narrativa que desprenda tanto amor, parece que cada paso va marcando u n agradecimiento a la vida por todo eso que aparece ahi, al alcance de la mano, esa naturaleza, esos caminos, esas gentes que se abren al encuentro y a la amistad de quien se acerca, a esa simpleza de sentimientos. Un texto precioso que cierra con esa sonrisa del corazón y ese ir ligero de equipaje... Bellisimo!
ResponderEliminarNo sé qué decir pero si sentir que la vida es hermosa cuando desde la sencillez té animas… Quizás por la edad donde ya los sentimientos que fluyen sin censura, sin censores, ni catapultas que te opriman ni te obliguen a ser un títere en esta sociedad donde ya poco me importa… y si la NATURALEZA ya que es la única que nos abre los brazos y se apiada de nuestro corazón.
EliminarSer libre es pensar y actuar lo pensado. Ser persona y sentir el dolor de los demás es de humanos. No ser ningún obstáculo para los que quieren sentir y actuar dándolo todo por aquellos que toquen a tu puerta… Quizás sea lo aprendido en aquellos años donde montado en un trillo y compartiendo las penas y alegrías de los míos, fuesen los que sin ellos darse cuenta me hicieron persona; y tras la opresión a la que me mente sometieron algunas fieras dañinas hoy con la edad, sientes la necesidad de limpiarte tu propio ser y volver a las sendas antiguas a las trochas y animales de la pradera que son los que nos hacen libres.
Gracias por tu entrada. Y gracias por tu opinión… Si te diré que yo se… que no soy nada pero hasta la nada me alimenta.
Un abrazo.
Castilla tierra querida, inmensa alma de España.
ResponderEliminarPreciosas las imágenes.
Besos.