FUE SU ALMA LA QUE LE DETUVO

 

Desde la Muy Noble y leal Ciudad de Orduña-Bizkaia

Asentó cada onda de su aire mientras caminaba… Era la voz de su alma la que le detenía… Su llamada, quizá ya desvanecida en su pensamiento humano, la que le hizo detenerse. Mientras, la sombra de los pinares engullía mi propia sombra, ordenando los movimientos de mis propias pisadas  las que dominaban el rumbo de mi vida; amparando a mi cuerpo ligero de equipaje y repleto de sueños que nunca dejaron de fluir desde su largo avanzar… Hoy, envuelto entre los trinos de pájaros y querubines  me elevan envuelto entre las ramas verdes de su dicha.  

Los senderos se extienden por sus palabras, recordando las notas musicales de sus años, con la convivencia de un corazón que atrapó, sin dejar de latir, en cualquier lugar de la sabana; a veces ruborizando sus mejillas o solazando a ese corazón que surte de sueños a sus realidades.

 

Sinovas Pedanía de Aranda de Duero

Mientras el calor de las espigas engrasaban su rostro, curtidos por el fuego que atizaba a su alma, fue generoso en su percusión, cuyos trepidantes tambores hoy sacuden los dedos que, sin tregua, observan sus movimientos por el polvo en los caminos  cuyos pasos aligeran los cánticos entre la humana silueta  que se desboca de su fortaleza. La que, aún hecha jirones, se alza esplendorosa entre las praderas de resplandecientes y jugosas de mieses colmadas de exuberantes espigas. A la sazón, su alma desabrida cual mujer que no se doblega ante los dolores de parto prematuro, hasta la furia del dolor y la fatiga.

El suave aire deposita y acaricia sobre su rostro quemando las agónicas heridas que le envuelven, su humanidad desconcertada la que sigue dictándole el camino por el que debe perseguir, cambiándole sus aires antiguos. Y se percata de esas pisadas que aún sonríen, y cantan sus tonadas y coplas de otros mundos, ya agónicos que se aúpan sobre los sentidos, y se refugian  agonizantes voces indoloras a través de pensamientos blanqueados.

 

Bodegas de Sinovas. Aranda de Duero

Aflorando las notas de las cítaras, con sus estrofas que musitan en el alma, dando aire fresco a su corazón… hoy en descanso...  que no depende ya de nuestra aprobación. Y la belleza se apodera de sus sentidos y no solo del plumaje de sus cultivos, sino del reflujo bien matizado de esos verdes tallos por donde los pájaros se dejan mecer por las oleadas del aire de las olas que lo envuelven… entre las sombras que se asoman a sus renglones bien sembrados, salpicando su latir apresurado, y constante, y fornido, sintiendo sus palpitaciones decididas y disciplinadas  que no se interrumpen si no es con su eterna primavera.

 

Bilbao Bizkaia

Los grillos se destraban de sus sonidos mientras la madre Naturaleza, la que sustenta sus raíces, alienta los cultivos en tierra labrada y se afianza en su certero y lúcido crecimiento. De vez en cuando, los tañidos de las campanas de su iglesia le empapan sus latidos los que el aire con sus resonancias penetran en su subconsciente, inundando con su música los compartimentos de seres que caminan,  aflorando en sus rostros esa calma  que no se deja ni ver ni oír por otros contornos que no sean la Naturaleza cuyos sonidos comparten los pasos de los peregrinos... cadena humana de ruidosas pisadas, juiciosos vínculos los que alegran e ingieren gozosos, dando fuerza a sus raíces, cual complemento de su creación.

 

Y los cánticos del pasado regeneran sus instintos, los persuasivos, engalanan los sentidos ingiriendo en el diapasón de sus doctrinas.

Levantando la vista del sendero del bosque que humaniza y atrapa sus años y sentidos, engalanados por la constancia de los sueños, agrupando a los que se perdieron por los canales sucios del pasado, cuyo extravío dejó los recuerdos hoy embravecidos... Los que le acompañan entre el diverso y plácido interior, cubierto de hojarasca y ramaje de los pinos…, vislumbrando el verde, verde ramaje de los viñedos  que me alientan a soñar lo no vivido.

 

El Cobre Algeciras

Los mares se agitan con el viento y las olas, de secas espigas, se embravece ante sus ojos, cubriendo de belleza  sus oleadas las que se mecen a través del aire que respiro, cuya armonía no dudo en atrapar, dejando enclaustrado entre ese mundo ya vivido, descubriendo entre sus acantilados de exuberantes eliges y racimos jóvenes que, aun por su tamaño, esperan los rayos del astro sol que les protege, y marca nuestro destino, aquí en la tierra... y nos sonríe observando a esa juventud que rebosa sus cultivos.

Mientras las señas de los Poetas caminan por los senderos con sus canciones con los pastores -ellas y ellos- con sus añejas coplas que rastrojear hablando y hablando con sus ovejas ese lenguaje, que hasta los perros miran a sus dueños esperando a que terminen de hablar con las ovejas para cumplir su cometido.

 

Río de la Miel El Cobre-Algeciras

De improviso, el pinar se llena de sombras que nos observan, salpicando su alma de recuerdos: los de aquellos que nos dejaron y otros que nos los arrancaron de la tierra, los que no enmudecen, ni se ocultan de nuestra Historia, incidiendo entre sueños doloridos, nos introducen de nuevo a esa Naturaleza que perdimos.

Mientras una sombra que todo lo decide nos ofrece esas estrofas,  cual viñetas vibrantes de sueños  de la tierra; abriéndonos el costado de su vida y dejando en libertad, y sin abrir a ese corazón a la sazón surtidor que nos inunda con palabras para seguir, aun a trompicones, degustando lo vivido y soñado, y contribuyendo, con la palabra que él impulsa, a nuestros dedos para dejar en nosotros nobles recuerdos en manojos de hojas… antes de cuero, o de papiros y piedras bien labradas, o cuevas donde depositaron sus recuerdos.

Ciudad de Orduña Bizkaia

Antonio Molina Medina

06.08.21    

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