LA CALMA

 Las olas embestian su barca, la cimbreaba y la mecia con ímpetu y superioridad.

Y ella las soportaba y él dominaba sus trepidantes embestidas. 

Los remos la equilibran la sujetan, se mantenia erguida. 

El rumbo marcado no se desviaba. 

El surco de agua imprimía su ruta, la que marca una vida limpia y solitaria.

El calor aprieta. 

El sudor brota quemando las heridas con la sal sagrada. 

Engullia su alma llena de esperanza. 

Cuchillos y lanzas... La luna se oculta. Las sombras reflejan algo de ignorancia. 

Solo sabe que está vivo, lleno de ilusión por encontrarse con los ojos de ella. 

Miradas sinceras, pestañas agitadas, pupilas brillantes, firmes, comedida.

Sus ojos un corazón sereno. 

Sensaciones nuevas, trasmite a su alma 

. A su ola se aferro con fe y esperanza.

Antonio Molina Medina 

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