Querido Sancho:
Ya ves como está el mundo.
Nada ha cambiado desde que te fuiste, Sancho,
el mundo está repleto de miseria, hambre, guerras
y poca humanidad.
Hambre de saber, de soñar, amar, de querer y ser querido.
Ya ves, Sancho, algunos seguimos tus pasos y
acompañamos a tu señor luchando
contra los molinos de la intolerancia,
contra aquellos que no quieren que el hombre pueda soñar
a ellos el viento ya no los mueve,
los mueven los que nos dirigen y nos agobian
con su intransigencia, tratando de ensombrecer la libertad.
El hombre sólo piensa en vivir bien
sin importarle todo lo demás,
él no tiene la culpa,
alguien lo encauza por el precipicio
de su propia destrucción.
Pero quedan lugares para la esperanza
donde podemos solazarnos
con aquello que nos apasiona y nos llena el alma,
donde ver cómo gentes sencillas y cuerdas
nos abren sus puestas compartiendo con ellos
el milagro de la cultura.
En las tierras del Cid Campeador en su Burgos
encontré un pueblo nómada que me ilusionó.
Soñé y pude con ellos solazarme con mi cultura,
algo que adolece la sociedad, porque, no sólo hay
que leerla, hay que vivirla, comprenderla, quererla,
sufrir con ella y con aquellos que la profesan y defienden
Sí. Fue en Burgos, con los míos, mi pueblo nómada andaluz,
gente que brilla con luz propia.
Pero ya ves, amigo Sancho,
sigo como tú a tu señor don Quijote de la Mancha
que esta vez me ha llevado con su gente, con los tuyos,
a otra tierra compuesta por hombre y mujeres
nómadas, como los míos en Burgos, aquí en Ermua,
para seguir con ellos por los senderos sagrados de la cultura,
nuestra cultura, la que nos une y nunca nos divide,
Mira Sancho otro escritor, poeta dramaturgo,
hombre Quijote donde los haya
con su filosofía y su forma de vida,
nos ha unido, ha fusionado nuestras culturas.
Su nombre es Federico García Lorca.
Y en su nombre me encuentro entre vosotros.
Vuestra generosidad y saber hacer
han hecho posible este encuentro
entre Cervantes y Federico
como colofón de gentes manchegas,
amantes de su figura, defendiendo
y propagando su cultura;
mi cultura, nuestra cultura,
como unos Quijotes más
que añadir a la historia,
la de nuestra propia personalidad,
nuestra filosofía y las ganas de vivir.
En un mundo donde prevalezca con fiereza la cultura
seremos aconsejados por estos dos caballeros andantes
que fueron don Miguel de Cervantes Saavedra y
Federico García Lorca,
que galopó con su Barraca por los pueblos de La Mancha.
Que sus filosofías nos envuelvan
y llenen de vida nuestro espíritu vacilante.
Antonio M. Medina
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