FEDERICO

Casa de Federico en Valderrubio


 
Instalado sobre el aliento de su casa
en un hostal chiquito
respirando los perfumes
que desprende su morada.

Recorro los parajes que de niño
él correteaba, con su figura perenne
por las calles de su pueblo
por su plaza y por su fuente.

La gente me mira curiosa
—¿Quién es éste que deambula por la plaza?
—¡No es conocido en el pueblo!
—¿Qué vendrá a hacer a su casa?

—Buenos días, me saludan.
—Buenos días, les respondo
—Vaya usted con Dios,
a mi paso ellos exclaman.

Ellos miran de soslayo,
en sus caras se reflejan
sentimientos y nostalgias
de un amanecer incierto.

Fuentevaqueros su pueblo
donde de niño jugaba.
Se siente el revoloteo
que sus pasos provocaban.

Divisando sus choperas
que a su pueblo rodeaban.
Su espíritu brota de ellas,
su voz y su humanidad
inunda con su fragancia,
por la vega y su Granada.

Antonio M. Medina

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