OSCURIDAD

Molino El Águila (río de la Miel)



El cielo estaba tupido,
repleto de manto negror,
era la plena oscuridad.
Mi vida estaba inmersa en un pozo sin fondo
hundiéndome sin visos de desandar
el camino emprendido,
cada vez más profundo y sin salida.
Todo lo que me rodeaba era ficticio, falaz,
vivía una vida superflua, acelerada, vacía, sin rumbo,
en la completa penumbra.

Pero el cielo se despedazó en mil fragmentos
y un rayo de luz salpicó mi rostro
cegándome su luminosidad y deslumbrando mi mirada,
mi cuerpo se desploma cual saco sin sueño
que pueda aportar a mi alma ociosa, indolente, vacía.
Pero llegaste tú, ángel milagroso,
con tu compresión, tu atención
y tu saber escuchar mis precarias palabras  
que llegaron a tus oídos con profunda erudición.

Con bondad y cariño me sacaste del pozo.
Quizás sin tú saberlo, sin tú darte cuenta,
me llevaste a la senda que no debí dejar
o que no supe encontrar.
Fuiste un rayo de esperanza
que iluminó mi alma cuando más lo necesitaba.
Estaba perdido y me encontré conmigo.
Estaba solo y salí de mi soledad.                                         
Había otra vida que ya no divisaba.
Es verdad…, el camino es tortuoso y difícil,
bronco, pedregoso y enfangado,
atrapándote el lodo cenagoso en el caminar.
Pero siempre hay un amigo
que te saca del lodazal con amor y comprensión,
que con su aliento te atrapa,
se introduce en las entrañas
y te hace ver que hay otra vida, otro mundo,
espléndido cielo, de verdes praderas,
de animales briosos brincando y retozando.

Gracias amiga poesía por tu generosa ayuda
que en su día gustosa me diste ‘amistad’,
sin pedir nada a cambio
que yo con agrado
te pudiese ofrecer.
Antonio M. Medina

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