Río de la Miel |
El corazón late con fuerza inusitada.
Sus zumbidos me llenan de alegría.
Vuelvo a mis raíces.
Me vuelve la vida.
A mi tierra santa.
A mi tierra Virgen.
A mi tierra grata.
Que de niño un día
jugaba por prados fecundos,
colmados de agua clara.
Por gratas vaguadas,
montes y rivera de un hermoso río,
que un día no lejano se colaron vivos
dentro de mi alma, con ardor y sabia.
La vida es muy bella.
También muy amarga.
Compensada a veces,
pensando en la azada,
el trillo, el chozón, el arado, la buena cebada,
y también la trilla, que me acompañaba.
En fecunda vida,
junto a tallos bancos de verdes palmeras,
que el jugo sacaba sediento de ellas.
Años de vivencias, con mi alma blanca,
con mis ilusiones,
que no podré consumarlas.
La tristeza me embarga,
por tener corazón y también un alma
porque desde niño de ella me hablaban.
Antonio M. Medina
Tus letras laten con fuerza, tu poema tiene vida, escribes muy bonito, felicitaciones.
ResponderEliminarYa puedes perdonar a este incrédulo o incauto ser, dejo pasar el tiempo y solo miro hacia delante y de vez en cuando hay que mirar al pasado y no solo para escribir de él.
Eliminargracias
un beso
Antonio