Quieren ponerle cadenas a mi voz.
Quieren poner espinas a mis dedos,
aquellos que acarician mi pluma.
Quiero volver a mis atardeceres en el campo.
Quiero sentirme libre de impurezas.
Quiero sentir el poniente y el levante en mi rostro.
Quiero ver el amanecer desde la era.
Quiero sentirme libre de ataduras.
Quiero galopar por mis praderas.
Quiero soñar que una vez fui niño.
Quiero dormir mirando las estrellas.
Quiero recibir el frío de la noche.
Quiero saborear el sudor que de mí desprendo,
en esa larga tarde de la trilla.
Quiero mirar como antes miraba,
sin tener que agachar la cabeza.
Quiero poner palabras, palabras, palabras…
que busquen la paz y plasmarlas en unos versos,
pretensión infinita de mi tiempo de ocaso,
en mi largo invierno.
De un sueño, que desapareció
con la fuerza del viento.
Y que hoy vuelve con ímpetu a arroparme por dentro.
Antonio M. Medina
Maravillosos versos por los que te felicito, habia llegado a darte las gracias por tu visita, pero me quedaré en el tuyo como seguidora, me gusta lo que leo
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen
Es un poema precioso. Y la presentación en la casa de la cultura con guitarra incluida, debió ser...una maravilla.
ResponderEliminarBesos
Cuando las palabras brotan de tu corazón sin pasar por el cerebro, es cuando los vientos que nos azotan se hacen más silenciosos, más nítidos que liberan mi cuerpo de torpezas, dejándolo fluir como un niño apasionado en sus juegos, sin importarle lo que el mundo opina de ellas.
ResponderEliminarGracias, Stella
Gracias, Marina
Seguiré escribiendo lo que mi corazón dicte y sin censura.
Un abrazo
Un sueño que llega, se acuna y se hace eco de tantas voces, de tantas almas.
ResponderEliminarSaludos.
Los sueños, de sueños esta formada una vida cuando nos mecen los sentimientos.
ResponderEliminarun abrazo