Semana santa en Orduña |
El hombre se hizo Dios
y a Dios lo hicieron hombre,
con hondo palpitar
fundió en noche cansada.
Cumplió con su palabra
hizo un mundo perfecto
para que el hombre colabore
con sus ojos de acero.
El hombre…, el hombre…
pobre hombre
el que pierde sus pies del
suelo
aunque sea por un instante
si después no retrocedes en
el tiempo.
Se siente a Dios.
El hombre está perdido.
La paz es necesaria,
es parte de su destino,
la exijo por derecho,
decían nuestros vecinos.
La sangre derramada.
La libertad nos hace libres.
Es nuestro sino.
La libertad y el hombre
nos hacen amar
aquello por lo que vinimos.
Pensemos en un Dios
aunque sea un desatino.
Pues el hombre nos enseña
en toda su crudeza
que Dios es su latido.
Antonio Molina
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