A
su sombra se refugia, y le causa llamarada
un
calor limpio profundo que en su cuerpo
se
le instala.
No
le digan que la deje. No le pidan olvidarla.
Si
la Luna es su consuelo y su vida le relaja.
La
quiere... como la quiere con los sudores
del
alma.
¡Mírala
cómo reluce... como brilla, incluso
después
del alba!
Su
corazón es humano, de fuentes y de guirnaldas.
¿Cómo
no va él a querer a mujer tan tierna,
sana,
serena y clara?
Nunca
conoció mujer que le atrapara su alma.
Sus
ojos de cielo abierto le recorren 'toa' su cara.
Su
mirada es dulce y tierna y su sonrisa de grana.
Una
lágrima se expande por los surcos de su cara.
Quererla,
sólo quererla con todo su corazón
es
algo que no se acaba.
Pensamientos
que le invaden
por caminos
de barro y zarzas.
Y
seguirá caminando aferrándose a su mano
para
que no se espumara.
Siempre
estará a su lado,
no
son sólo palabras.
Sólo, para
quererla con el alma.
01/06/16
Antonio Molina
Medina
Abrazos entre sombras y luces, pensamientos que mecen, palabras que abrazan.
ResponderEliminarPreciosos versos.
Un beso.
Mi querido amigo Antonio.
ResponderEliminarllevo unos días peliagudos, me voy, a la noche vuelvo y te explico.
Un abrazote bien grande y prometo leerlo todo.
Ambar