Por
el Genil caminaba.
Yo
miraba su rostro.
En
el rio de sus lágrimas
su
cara aun relucía
y
su sonrisa de plata,
con
la fuerza del caballo,
arrastraba
su mirada.
Porque
se tuvo que ir
a
esa cárcel de su nada.
Aún
le recuerdo en los bosques
acompañando
a sus cabras.
Recuerdos
que acumulados
se
esparcen por su Granada
En
la vega canta el pájaro
y
el pez salta en el agua.
Aun
su voz suena a temprana.
La
noche se hizo tinieblas.
Oímos
su voz asustada.
Los
disparos le acunaban
y
la tierra, cuna, lo aguardaba.
Las
gentes velan su sueño
nadie
duerme esa mañana.
Un
trueno rompe el silencio
con
una salve de sangre.
Sangre
de él derramada.
14/07/16
Antonio
molina Medina
Mi querido amigo Toñín, estoy dando un repaso, hace unas semanas que he vuelto de mi ausencia.
ResponderEliminarPreciosos todos tus poemas llenos de sentimiento a tu tierra sus gente y el amor de tu vida.
Un abrazo.
Ambar