Me
siento pequeño candil de minúscula mecha,
pero
capaz de alumbrar a una Dama.
Un
gato con botas, que mira con lupa.
Su
catadura moral, su condición humana...
Poco
que decir: poder seguir alumbrando,
que
su llama no se extinga, atendiendo.
Y
dormir entre sueños.
Que
su llama de fuego acompañe y le guíe,
por
senderos, repicando campanas,
que
los oídos acojan.
Ya
no sabe lo que es ser generoso y,
lo
poco que tiene, lo ofreció: el corazón y
su
sonrisa. Son producto de su brisa,
sin
ella quedaría atrapado en un mundo irreal;
donde
no canta el gallo, ni trepa la ardilla,
ni
el águila vuela.
Las
golondrinas están prestas a volver otra vez.
El
ciclo se repite y el amor no deja de brotar.
Es
imposible el olvido, el amor el querer...,
del
corazón humano.
Con
los ojos del alma y su cuerpo varado
en
remanso del río, esperando una tormenta
que
lo saque a rodar entre turbulentas aguas.
Donde
olas misteriosas, lo arrastren a la mar.
07/10/16
Antonio
Molina Medina
Me siento pequeño candil de minúscula mecha,
ResponderEliminarpero capaz de alumbrar a una Dama.
Me encanta todo el poema y esta frase dice mucho de tu alma.
No eres nada y lo eres todo, alumbras a tu alrededor y más allá.
Pequeña mecha? pero siempre viva e iluminante con intensa brillantez cerca y lejos, ese amor que se escapa en tus letras y llega a todo aquel que te lee.
Como no paso muy seguido, ya he dado mi repaso.
Te lo robo, pero te lo devolveré ensaltando su belleza, espero no te enfades conmigo.
Un buen fin de semana y un gran abrazo.
Ambar
Estimada Ambar.
ResponderEliminarMe lo robas para ensalzarlo en su belleza.
El mejor regalo para mi alma…
Algo chorrea de entre las piedras de los ríos,
Quizás, sea el agua fresca con la que cubre
su cuerpo, cada vez que se acerca a los
parajes de antaño; a las aguas manantial
que regaban mis antiguos y yo les acompañaba
sediento de poder pagarles lo que hacían
complacidos, para regar nuestro huerto.
El calor aprieta en su cuerpo y la sal se desprende
lentamente de su alberca, hoy llena de surcos añosos
de silfos, duendes, dentro de una añeja gramola
que la retiene sus nobles melodías.
Son, palabras que de tu corazón provienen,
entre la sangre tus versos, entre la luz la candela,
cuyos troncos se hacen ascuas y polvo
de los caminos mi querida amiga del alma.
Un fuerte abrazo
Antonio
Con los ojos del alma así escribes siempre tus poemas, porque los Poetas como tú sólo saben escribir así.
ResponderEliminarMi admiración y un beso.