Me postro a tu sombra, plisado a tu
regazo.
Mezclado con el canto de las aves, que,
como
soplos, altera mi cuerpo.
Son Cigüeñas.
Al viento, donde brotan las palabras,
que le aportan
los suspiros que descargan sustancias.
La luz provoca su llama, donde el
corazón se
agiliza y no para, es la fuente que
alimenta
sus ansias, que se vuelca impasible en
su cuerpo
y se hace manjar en su alma.
07/11/16
Antonio
Molina Medina
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