Y
el corazón ensartado con agujas
de
seda hilvanadas, con la cera de abejas,
con
la luz que desprende los
silencios
acuáticos.
Los
astros se reflejan en el propio llanto.
Mientras
el sol alumbre y la rosa florezca
el
olor de sus pétalos le enturbien la mente
y
le haga su fiel compañero.
Nunca
se cosera la boca
ni
los trapos añosos que cubren su figura,
dejaran
de sufrir aunque sea
entre
luces, compartiendo la fuente
de
agua limpia y trasparente.
17/09/14
Antonio
Molina Medina
Llueve desde el cielo, lágrimas de tristeza por los que sufren, que la luz siempre esté presente en sus almas.
ResponderEliminarMe has recordado con la fotografía a las lamparitas que se ponían antes a los santos.
Un placer leerte, mi querido amigo Antonio.
Besos enormes, admirado Poeta.
Mi querido Antonio, el corazón contra más sensible sea, más dolor sentirá por dentro es inevitable cada del sentir el sufrir de otras personas que lloran más que ríen, que no encuentran su camino por la vida. Necesitan una luz que los guié. Mi abrazo poeta siempre un gran placer llenar mi alma de tus letras.
ResponderEliminarTodos tenemos un corazón, pero no todos los corazones son iguales. Abrazos
ResponderEliminar