ABUELO


Los vi en los caminos y los reconocía.
Eran la semilla de donde nací.
Tuvieron que morir para que yo naciera
junto a los olivos.
Un día de octubre,
acudí a su pueblo y los encontré
lleno de pertrechos.
Él y su mujer
y también sus hijos, me sonreían.
Viví ese capricho, desde no sé el tiempo.
Tanto me hablaron de él en sus recuerdos.
Pero… No esperaba verlo. Me lo encontré.
Sin rostro. Sin miedos. Con su nombre a cuestas.
Ella me lo dijo que un día ya lejano
se lo arrebataron.
No supo por qué, así me explicó
mientras me cobijaba desde que nací
cerca de su pecho en su largo invierno.
Mirando la vega lo vi caminar
en su propio pueblo. Su sombra atraía
todos los suspiros, y deje mi sombra,
junto a sus recuerdos.
Antonio Molina Medina
19/08)/18

1 comentario:

  1. Recuerdos para nunca olvidar, son recuerdos que se guardan en el corazón de esos instantes vividos.

    Un placer volver a leerte, mi admirado poeta.

    Besos enormes.

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