El Infierno. Delika. Valle de Orduña |
Al filo de lo imposible se encontraba su
sombra,
y la luz se dejó de ir hacia la
oscuridad… ella.
Ella era la que trasteaba en su
conciencia y
la hacía imprecisa e infiel a su alma.
Cansado de bregar por los acantilados de
la nada,
se aferró al timón que todos llevamos a
nuestro lado
y aunque no lo vemos, está ahí, seguro
de que
nos aferraremos a él cuando menos lo
pensemos.
La flor de la canela, con su olor, se
introdujo
por la cavidad de los canales que
siempre están
abiertos a la esperanza.
Y sus neuronas se deshacían de lo añejo,
para dejar brotar de su cerebro tallos
jóvenes y
con la savia de las que les dejaron su fuerza
y su salud que, hoy, mejora su vida.
¡Caluroso aroma! Y fiel amigo de los que
aún creen en la vida sin sobredosis de
materia,
y sin los sorbos
amargos que salían de las minas,
en otra época…
Sigiloso, hoy deja su cuerpo al
descubierto y ya no
hay pereza.
Ni dejar las hojas
de un libro abierto sin escudriñar
su contenido, ya que
mariposas fluyen de
sus renglones como
figuritas de marfil en su conciencia.
26.05.19
Antonio Molina Medina
Qué hermosas tus letras, mi admirado poeta, y es que tus emociones vuelan hacia el mundo mágico de la poesía, siempre arte y belleza en tu poesía.
ResponderEliminarQue tengas un feliz día.
Besos.
Quizás sea la edad, la que ya proviene de la edad de piedra, la que me conserva y no se porque, apostando por vivir o sobrevivir en un mundo tan rancio e inmoral en el que vivimos el que me da fuerzas e ilusiones para poder compartir con seres como su señoría estos montones de letras entre renglones que el arado a abierto sobre esta tierra fértil y jugosa por la que caminamos.
ResponderEliminarBesos