Federico García Lorca y nuestra Alhambra |
Abres
la ventana y respiras el aire ya atolondrado, por los tubos de mugre de los
vehículos que nos pudren el hábitat, y siento que la vida es un mal trago que
tenemos que afrontar.
Pasan
los años y llegas al final del camino andado. Solo te rodean cascotes de
ladrillos y bloques de cemento, donde los rayos de astro sol desisten de
penetrar por ellos. Mientras, las ventanas empotradas se afianzan a los muros
sin vida, sin sueños, sin la naturaleza, sin la nada. Las calles asfaltadas y
aceras embaldosadas, perciben los pasos de seres que caminan sin nada que
decir, sin mirarse a la cara, con la mirada perdida o, con la vista y manos y dedos,
puestos en bártulos que adormecen sus sentimientos.
Ciudad de Orduña Bizkaia... en su contorno
Te
filtras entre ellos como un intruso, como animales de costumbres, que solo
rumian los alimentos entre la saliva que suaviza nuestras vidas.
Y
nos sentimos hermanos, ya que las mentes, en el campo se ha formado. Nos dieron
forma la buena gente, seres de los que aún, sus sombras, siguen caminando por
senderos de esperanza, dejando huella en sus pasos y fortaleza en el alma.
Supieron
plantar la dicha, plagando de sentimientos como fardos de nítida paja, de
granos bien asentados que hoy… se convierten en semillas… Semillas que me
incitan y crecen por los sembrados, marcando pasos sin dueño, miradas que no
durmieron, que siempre estaban ahí acompañándonos en los sueños, que solo
trasmitían sonrisas y lágrimas ¡y manos que sellaban sus pactos ‘pa’ toda la
vida,!
Algunos
pertrechos de ideales. Otros trabas, que truncaban sus ideales.
A
pesar de estar pertrechados de la nada, todo les sobraba, cuando el honor
estaba en juego… Solo el amor, el cariño y la comprensión era su legado. Seres
que, con fuerza, se aferraban al arado, a las mieses de campos que cultivaban:
el trigo, maíz y cebada… campos de doradas espigas segadas por cuchillas,
hoces, y guadañas; brazos que se balanceaban, doblegando sus prendados frutos,
reponiendo, con sacos, los silos en las noches de Luna y, a escondidas, llevar
a los molinos donde el blanco de su harina le hacían fuerte en sus añejas
chozas de paja y arcilla.
Mientras
las bravas mujeres entre cacerolas, leña quemada y niños que tiraban de sus
ropajes, limpiándose los mocos con el dorso de sus manos, sonreían a pesar de
lo poco ¡y la nada! Mientras, hirviendo unas papas en las fieras ascuas
repletas de llamas, rojas muy rojas, esperaban.
La muy noble y leal ciudad de Orduña. Bizkaia
La
ceniza se desprendía de sus ascuas y entre su calor que abrasa se acurrucan
unas Batatas, para saciar nuestra hambre, en la tierra que nos abrazaba.
Hoy
lejana tierra mía, a la espera del momento que pise sin condiciones su barbecho
y, sus senderos, los que pisé en otra
vida. ¡Recorrer tus laderas río mío…!, recuperar la sonrisa y la risa y el
calor que se perfila en mi Garganta, entre campos de barbecho, antes campos de
provecho. Campos que siguen ahí, firmes como el sentimiento, aunque la
distancia sea lejanía. La noche nos cubre con sonidos antiguos, pájaros
cantores revolotean en sus nidos, entre ramas de olivos… Se expande mi mente
escuchando sus trinos, por las sendas antiguas, donde los caminos son de
piedras y barro, salpicado de paja y lágrimas mías.
Rio de la Miel. El Cobre. Algeciras
La
luna me saluda y sigue mi sombra; me hace cosquillas en la garganta y, se hace
de plata cuando se refleja, sin orgullo, en las charcas de mi río, aguas que
brotan de su garganta, como un animal sin ojos, porque los perdió en su día,
ente molinos y riscos, chaparros atormentados sin su gabán, que crujen por los caminos.
21/06/17Sinovas, pedanía de Aranda de Duero
Antonio
Molina Medina
Buenos recuerdos y vivencias de Orduña esa ciudad que te acogió y también del Cobre, pueblo de la Algeciras musulmana que no has olvidado y el río de la miel. En el trasfondo, la imagen difuminada de Lorca aparece como mediando entre Andalucía y el País vasco que no podrás nunca olvidar.
ResponderEliminarBonitas fotografías Antonio. Leí tu libro del cobre, su historia y sus personajes y me encantó.
Un abrazo Antonio.
La vida es el mejor libro que tenemos... Algunos lo leemos día y noche para que nunca dejen de manar de sus letras los recuerdos de aquellos que se esforzaron y lo dieron todo para hacernos lo que somos... amantes de la tierra y d los que vivimos en ella... sin odios... solo amor es lo que vivimos a pesar de tanta amargura por sacarnos de la miseria donde se vivía.
EliminarUn abrzo amigo...
Un relato precioso Antonio, entrañable sin dudas. Realidades tan distintas enmarcadas en diferentes tiempos, tiempos que han cambiado la escala de valores y la educación de las personas. Hermoso pensar en esa gente trabajadora , que vive de su trabajo y quizas apenas si alcanza!! y sin embargo, sonríe...en esa madres con mayusculas.. y hoy con todo a nuestro favor , solo cobijamos niños huérfanos con madres ausentes, porque vamos tras lo imposible. Y en esa carrera perdemos la felicidad y el verdadero valor de las cosas.. Nos olvidamos de apreciar la vida. Gracias por dejarnos estas letras tan reflexivas. Un abrazo grande y el deseo de un bonito domingo
ResponderEliminarLa verdad que es muy gratificante tus palabras. Pasan los años y se acumulan los recuerdos los de años vividos. Quizás lo no vivido sea lo que enmudece en nuestro recuerdo y se haga metáfora y pensamiento. Ya do sé ni lo que digo pero solo siento a los seres que fueron capaces de enseñarnos con su ejemplo que la vida es muy simple di pensamos que todos debemos vivirla... Ellas sufrieron pero su legado fue su acierto. Gracias. Un abrazo.
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