Fuente del Águila-Sendero río de la Miel-El Cobre-Algeciras |
Era
azul.
Era
verde.
Era
la luz que se mece dentro de su corazón
capaz
de sentirse fuente.
Agua
de río y de nieve,
cosas
que nunca suceden,
pero
cuando el corazón manda, todo se puede.
Y
más sentir lo que se siente.
Vivió
el mejor de los encierros.
Con
su capote de grana se sentía casi seguro.
Hasta
que sus ojos miraban.
Qué
tendrán que no se ven y,
cuando
los ve, tiembla su alma.
Será
la limpia gacela que, solo con su mirada,
descompone
el firmamento.
Y
llega al corazón que, aunque fuese de cemento,
rompería
todos los muros para dejarlo fluir:
Gotas
de lágrimas vivas.
Chorros
de líquidos, fuertes.
No
habrá pañuelos que puedan secar esos
diamantes
en bruto.
Fue,
una satisfacción muy grande poder sentirte
dentro
de este corazón, ya viejo, pero luchando
por
seguir vivo para aquellos que lo sientan.
Aunque
esté al borde del precipicio.
Porque
le ha dado una insolación
que
no habrá agua bendita que la sofoque.
Y
si algo está arraigado en su corazón…
Jamás
se despega de él, para bien o para mal.
Es
su forma de vivir.
Es
su forma de querer.
Es
su forma de amar.
Es
su forma de transmitir, por qué vivimos
y
para quién vivimos.
Aunque
solo nos permitan soñar.
Ciudad de Orduña-Bizkaia-Pais basko
Antonio Molina Medina
10/03/14
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