LA TIERRA |
Y su corazón palpitando se acercó hasta su rostro.
Lo llenó de
sangre limpia y oxigenada.
El silencio se
introdujo en alma liberada.
De su boca
brotaban palabras que el aire
amasaba en forma
de burbujas de pompas
de colores, que
en su cara explotaban,
atronando los
pasillos y la sala.
El dolor y la
indignación se palpaban, se sorbía.
El silencio de
máscaras blancas sobresalía
del negro de sus
almas el corazón rugía.
Apreciaba su
quejido, dolía…
Otra vez la tragedia
en el teatro de la vida.
Más que vida
tiranía impuesta, es la que percibía.
El silencio cual
llamarada se introdujo en sus venas
de sangre
líquida y roja de su vida.
Sintió angustia
y no indiferencia.
El silencio se
acogió por mi interior
contemplando su
sonido de almas que claman libertad.
Sus cuerpos, de
alientos liberados que se revelan
contra el tirano
sin conciencia, que aprisionan cerebros
sin razones ni vivirles,
convirtiendo en tiranía lo real,
tratando de
abolir los sueños de sus gentes.
De vida en
libertad, de manos llenas de sueños.
Que le brindaban
envueltas en pompas de inquietudes
que estallan en
sus ojos clamando libertad, la que
provocan en su
cara lágrimas que hieren, las que
impulsadas desde
su propio corazón que, le atrapan.
Porque en el
mundo solo cabe una palabra.
LIBERTAD.
Antonio
Molina Medina
16.04.23
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