Valle de Orduña-Bizkaia. País Basco |
Querida
amiga.
Son
muchas las preguntas y a mí me salen muy pocas respuestas… Solo una, y es la
que nos une y nos guía por los senderos hoy detenidos… La vida es solo nuestra.
Somos algo que la NATURALEZA necesita, ya que son muchos los que intentan
destruirla, y yo me pregunto: Y, ¿para qué?... Pregunta sin respuesta. Yo solo
saco una conclusión, para mi muy modesta: Vivir nuestra vida en compañía de
todos los que así lo necesiten; la muerte está en nuestra sombra, y es terca y
dura; aparece cuando a ella le apetece y se sonríe cuando pensamos en ella. Y
yo me aferro con fuerza a la vida que tenemos a nuestro lado en forma de
personas, son las razones por las que vivimos... Sino ¿para qué existimos?
Valle de Orduña-Bizkaia. País Basco |
Hay
mucho por hacer mi querida señora. Si, demasiado parásito que tenemos que
alimentar día tras día. Algunos siguen emperrados en quitarnos la SANIDAD
PÚBLICA, y encima, viven a costa de nuestro sudor y sin ser capaces de vivir de
su trabajo, ya que algunos nunca han sudado, ni mirando al astro sol pidiéndole
que deje de calentar, sus míseras vidas.
Triste
destino el que algunos viven… Y digo bien… viven, ya que a algunos nos
tocó vivir incluso cociendo peladuras de papas y algunas que eran para los
gorrinos y comer peladuras de plátano, antes de degustar su interior solo
cuando nos poníamos malos por la miseria y el hambre que azotaba a
nuestras familias.
Valle de Orduña-Bizkaia. País Basco |
Y hoy me acuerdo de mi hambre corporal, pero también de la dicha de haber sido afortunado en ese amor. Que, solo amor y preocupación veíamos, que nos llenaba el corazón con un zarpazo por el odio que algunos dejaron en esta tierra dolorida… Hoy… siguen recordándonos que somos los parias de la España vencida y que no pueden consentir que no sean ellos los que decidan, una vez más… quién manda en este país corrompido y maltrecho por la desidia de un pueblo que ya olvidó lo ingrata que es la codicia… Orgullosos, algunos seguimos caminando por tierras hoy labradas y repletas de olivos, viñedos y encinas junto a añejos chaparros cuyas bellotas y corcho, fueron el testimonio de nuestros sueños y desdichas.
Antonio Molina Medina
07.04.20
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