Caserío de la Ciudad de Orduña-Bizkaia |
-Tendría la escuela pocos alumnos y muchos enemigos, la
multitud de los que no creen en la sabiduría popular, “todos aquéllos para
quienes la cultura es, no sólo un instrumento de poder sobre las cosas, sino
también, y muy especialmente, de dominio sobre los hombres”.
Antonio Machado
NOS QUIEREN…
Como bien nos dice Pablo Neruda: “¿No será nuestra vida un túnel/entre
dos vagas claridades?”
Nos quieren ofuscados, y sin sentimientos y deshumanizados, derrotados y
sin ideas ya que ellos nos las venden a buen precio como si de manzanas o peras
se tratasen para así apropiarse de nuestras vidas.
Nos necesitan atormentados, incultos; envueltos en los miedos
que nos venden, y sin consuelo; hasta ciegos para que no veamos nada más que lo
que ellos nos enseñan o quieren que veamos, para que solo dependamos de ellos,
como una muleta necesitada por un anciano para pensar por ellos y dejar el
soporte entre sus arañazos ya que pensar por nosotros mismos es buscar el
equilibrio que ellos no pueden perder para
seguir explotándonos y que no podamos caminar por nuestra cuenta y pensar todo lo
que podemos conseguir sin los cayados… sus cayados… Ya que solo ellos deciden
nuestro futuro, el que nos tienen preparado.
Parque de los Alcornocales. El Cobre Algeciras
Y nos arrancarán nuestra propia humanidad, ya que ellos nunca la conocieron
desde las cunas bien fortificadas y las nuestras de cuatro maderas que
encontraban en los deshechos en los descampados.
Nuestros genes no son sus genes.
Nuestras ilusiones
nunca serán las suyas.
Las tribus se rebelan ante los tiranos de la tierra.
El dolor lo apartaremos
de los genes de los sin tierra.
Las estirpes se
agitarán de lo existido.
Se oxidará el
sufrimiento en nuestra existencia.
El miedo será una
anécdota a contar en las escuelas.
“Es verdad que vuela
de noche/sobre mi patria un cóndor negro” (Neruda).
Mientras la mano de obra que emplean en sus guerras será el sustento de
violines, guitarras e instrumentos de viento y percusión de tambores de cuero.
Mandando al dolor, la ira, el miedo y las guerras a los palcos de butacas
entre aplausos y ortigas que no duelen, ni pican, ni queman. Disfrutando del
cielo en la tierra. Mientras los súbditos amasan el pan que solo ellos podrán
degustar y fabricarán sus casas, que nunca podrán habitar; y elaboraran
ataúdes... ¡para ellos!... ya que nuestros cuerpos serán quemados, y las
cenizas se las llevaran los vientos buscando el cielo negro de sus vidas entre
la verborrea de sus mentiras.
28.05.23
Antonio Molina Medina
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