Le dijo adiós.
No fue una
despedida.
Se ausentó
dejando
de mirar su
cuerpo,
su escultura.
Poderosas
torres.
Columnas de
mármol.
Ni Hércules con
su fuerza,
las derruirá en
el asfalto.
Su punta de
acero
penetra la
tierra,
se acopla a su
cuerpo
para fecundar
con ella.
Antonio Molina
Medina
El adiós suele doler pero la vida esta llena de esos momentos, no se puede ir contracorriente aunque duelen mucho las ausencias.
ResponderEliminarUn beso dulce de seda.