Preciosa. Así se llamaba la que recuerda en sus
versos, versos de cristal con agua, de pestañas alborotadas y de siega en la
mañana. ¡Cómo corría por la era! ¡ Cómo saltaba y brincaba!, Y yo, loco por
quererla, soñaba que no soñaba. ¡Qué lejos queda mi valle! ¡Qué lejos en la
mañana! ¡ Qué dolor tienen mi cuerpo y mi alma! Ya es mañana. Ya sé que el pan
es duro y sólo se come las miajas, pero a querer y a darlo todo por una mujer
de agua clara no habrá nadie que 'puea' igualarla. Hoy retumban los tambores y
se agita mi alma. Ya no canta triste el gallo, por la serranía aún brama.
De truenos están mi cuerpo y mi alma soledades... ¿Por qué preguntas
mozuela, si ya no salpica el grano y me lleva la cebada transitando de aquí 'pa-llá'?
Se siente mi soledad entrar por el portón de mi cuadra, y los mulos ya
relinchan para ocultar los lamentos que a mi alma se le escapan.
Antonio Molina Medina
Un placer es
ResponderEliminarLeerte
Tu valle no queda ya lejos. Está en tu pensamiento. Como tantos gratos recuerdos. La belleza queda guardada en el alma.
ResponderEliminarUn placer leerte Poeta.
Un beso.