Ya sé que no
tengo ni derechos ni mandatos, pero me aferro a ti, me aferro a la vida
renovada que hay en ti, mujer, sólo para quererte. Necesito querer… quererte.
No es posible vivir sin querer, sin soñar, vivir intensamente junto a mi
soledad. Doy todo lo que tengo por un buen querer, por sentirme querido y
luchar por la vida sabiendo que, la vida te depara la aurora, unos ojos,
sonrisa y un plato de cariño. Sería el delirio que merece la pena forjador de
presidios, de locuras extremas... y mi alma se ciñe presurosa al camino, llena
de vericuetos de zarzas luminosas. Lo ancho se perfila con capas desprendidas.
Hoy sin una ilusión sería difícil la vida, la sentiría vacía, corrompida de
nieblas donde vacilaría. Lo andado del camino me sumerge y me alivia es un pozo
sin fondo donde pueda encontrarte amor de toda una vida. Morir entre tus
brazos. Soñar que no estoy muerto. Sentir los sentimientos que me lanzaste un
día. Me aferré a tu mano. Me cobijé en tu puerto, como chalupa inerte, me
resguardé en tu cueva de luminaria creciente, en mi larga primavera. Sólo para
amarte eternamente señora.
07/07/16
Antonio Molina
Medina
Querer es lo más grande de la vida, el amor, el sentimiento que abraza y da tanta energía.
ResponderEliminarMe parece tu texto de lo más bello, amigo antonio.
Un placer leerte.
Un beso.