Caminábamos
de noche porque nos robaron la luz de los deseos.
Nos
hicieron estatuas, ya que dicen salimos del barro.
Nos
mintieron y inyectaron nuestros cuerpos con
el sabor a miedo.
Nos
enlutaron los sentidos con el negro, negro del veneno.
Pero
la luz de la candela seguía almacenada en nuestro cuerpo,
buscó
una rendija y explosionó cual parto repleto de sabores y
olores.
La
rosa de los cuerpos pobló su mente de esponja y se hizo de lienzo
su
cuerpo, cuya imagen colmada y sexual azuza los sentidos,
(hoy
ya permitido, dejando las tinieblas y los ritos. )
se
desinflan ante la muerte, dando libertad a nuestro cuerpo;
despejando
las dudas de mal gusto y dejando volar con alegría
el
jolgorio que da libertad a los sentidos y es capaz de doblegar
y
hasta reparar las miserias, que, acumuladas, introdujeron mentes infieles,
sesgando
nuestro cuerpo, deshumanizándolo de sueños
ocupando
cual carceleros los sentidos de su cuerpo.
17/06/16
Antonio
Molina Medina
Mi querido amigo y admirado poeta, siempre que vengo a tu blog respiro arte, belleza y sentimientos, es un placer leerte, y disfrutar de tus textos.
ResponderEliminarBesos enormes y feliz tarde.