Cañada de los Tomates. Río de la Miel. Algeciras año 1966
Yo os digo al cumplir 78 años bien servidos…
A cualquiera de vosotros, los que camináis por los prados de los sueños y que vivís de realidades y que sufrís los desengaños, bajo el pisar de vuestros zapatos.
Los que sentís las alegrías, y dejáis brotar las palabras que manan de tus ríos, los que llevamos dentro, desde el pozo de tu casa, del trabajo, que suplen tus horas inciertas soportando tus problemas día tras día y tus dolores e inconciencias y tus atrevimientos y cariños los que disipan una buena mañana.
Tu alma se apropia de tu verdadero cuerpo y se desprende de tu mente, los villanos y perversos complementos, la vida tan insatisfecha que llevamos, el consumo exacerbado que domina tu intelecto, el orden establecido por unos pocos extraños que nacieron bajo el manto imperfecto de la tiranía y, entre tiranos que asolaron y asolan la tierra que pisamos, donde vivimos y viven en su destrucción constante mientras, otros sufren y mueren entre racimos de muerte, de gases que mutilan el aire y que se apodera de su muerte y entre risas y prebendas de esos pocos que cada día son más fuertes, que envenenan el aire y las mentes.
Orduña. Bizkaia año 2020
Ante la mansedumbre de un pueblo que bosteza y se contiene ya que su sangre no hierve ya en sus venas.
Hoy quiero que tú, amigo, dejes tu mano entre mis letras y te insertes y te dejes el corazón entre mis palabras y formes parte del arado que plácido, abre surcos en la tierra… tu tierra… y te mezcles en mis versos que te suplican a la puerta de tus oídos: que el amor está concebido para los hermanos, con las manos limpias, tanto tú como los que dejaron de vivir en este mundo, ya que sufrieron mucho y amaron mucho, y que ese sufrimiento no fue en vano, tras los años consumados.
Sé que somos muy lentos en enderezar ese menudo cuerpo que camina por la estepa, descalzo y sordo, el que me costó alcanzar un día de mi invierno.
Marchas dejando parte de tu ajuar, para encontrar el poco honor que aún nos quede.
Hay que entender que los sueños son nuestros sueños.
Orduña. Bizkaia. años 50...
Y si no los alcanzas lo entiendo, ya que la justicia, aunque esté en los papeles no está en nuestro entendimiento y cada ser piensa más en los emolumentos que a pocos les acoge. Son solo de ellos y la editaron solo para ellos.
La perfección es una sátira y yo nunca veré ese emolumento en ti.
Ni te sedujo ni te venero, solo camino junto a ti, como algo nuestro entre los prados de los que me alimento. Ni te sujeto ni te someto; no quiero amos ni propietarios, solo a ese dios y no el de ellos, el que puede estar instalado en nuestros corazones.
La multitud se deja embaucar y cualquier figura humana se ofrece con sus gritos a ser tu creador, pero la luz brota cada mañana para todos los que abrimos la ventana. Y su claridad nos saluda y resplandece entre nosotros desde que el mundo es lo que ayer soñamos y hoy, con las mismas ganas, en esa vida ensoñada.
Hoy entre cánticos de gloria y el tiempo tuyo por vivirte, te he conocido, quizás acuartelado, y duermes desde tu nacimiento. Cuerpo recubierto por la mentira selecta de los que siempre han dominado tu vida, seleccionándola para servirles por un puñado de sal ¡salario indigno y asilvestrado! con el que te duermen para luego dejarte en las cunetas, esperando a la muerte.
Quizás una perversa enfermedad o algún un virus que inundan el aire y cierren tus parpados para que la luz no penetre en tu morada. Ni el aire ni la nieve. Hasta que los feroces tambores en tu cuerpo explosionen y abran esa vía de agua invadiendo tu espíritu y rompa las compuertas de tus años silvestres. Y las ansias se desfoguen en tus ansias de vivir, el nuevo derrumbe y te deje la piel al descubierto junto a tus pensamientos que hoy flotan en el aire que respiras, que respiro, que respiramos.
Orduña Bizkaia. años 60...
Que provienen de tus versos, mujer.
Y entonces eras tú la que se acurrucaba entre las orillas de los ríos y te dejabas el corazón en el intento. Intento que, acechando lo perfecto. Dejando tras de ti aquello que dolía, que hasta tu aliento se agiganta, por los campos y plazuelas, ente campanarios y solanas, y te seguirán las fieras, las bestias sin amos.
Hoy en mi silencio acudo a una mesa y un papel en blanco para expresar mis retóricas… mis sentimientos… quizás mis frivolidades. Palabras que arrancan de una noche de mi invierno, donde los ojos solo ven la oscuridad de mi pasado tan incierto. Pero tus ojos se han mezclado en mi posada e, inquietos, han escudriñado, han estallado de versos, y tu ni siquiera te has excitado. Consciente soy de ser un afortunado, dando alas a mis dedos y latidos en mi costado, solo el poder coquetear con tus ojos, sin mis manos, solo con mis halagos.
Amigo entre sonrisas del pasado, mirándote inquieto, veo tu aspecto tan puro e idolatrado sintiendo que evitas mis torpes halagos, aunque la embriaguez de la muerte esté durmiendo y cada día más cercana a mi lado. Intentamos alcanzar lo inalcanzable, tanto mujer u hombre acampado. Si no ves en ellos esa virtud que andas buscando, si no sientes ese calor humano que se desprende de sus cuerpos, no habrá tal virtud en tu costado y seguirás siendo un lobo bien amaestrado.
Tu fuerza y pundonor si no la presientes en los demás, estas ocioso ¡vacuo ser! sin placeres y sin que nadie se fije en tu contenido.
No compartas tus bien legados triunfos, ni la fuerza con que los lograste. Incluso dios se reirá de tus triunfos, mientras no entiendas que tus triunfos eran el soporte de tu existencia entre tus hermanos.
-¿Quién eres tú ? me dirás enternecido.
-Solo reclamo lo que es mío –me dirás.
Pero todo lo hecho es una coma. Un punto y seguido. O, ¡quizás!
Orduña Bizkaia. 06.08.2020
Una broma, con la inmensidad de océanos, o la tierra, hoy redonda.
Tu misma, brizna eres. Y soy yo. Y somos en este cosmos donde deambulamos. Pero si somos campos de barbecho; ríos y océanos y mares eternos, vertebrados… donde posamos la semilla que hoy, incansable, se aferra a este mundo tan cruel e inhumano.
Entre tormentas. Entre atroces pesadillas, esperando nuestra disolución que no apreciamos ya que somos materia, mujer hembra, hombre ‘insaciado’ sin escrúpulos. Somos naturaleza a la que nunca apreciamos. Una señora a la que avasallamos, aun sabiendo que su exterminación está en nuestras manos.
Hoy los grilletes son nuestra conciencia y nos oprimen y avasallan nuestros tobillos entre argollas y cadenas que se unen a nuestras manos. Los jóvenes se ríen del pasado y los ancianos sonríen y se duelen, ya que siguen comprobando que el pasado vuelve con gritos desgarrados. Dejando pasar el tiempo. esperando la marcha del país de los sueños, descansando sus mentes en su solo presente compartiendo la risa y el llanto de un mundo alocado e incierto y donde los voceras de turno, los lobos amaestrados para el mal, tratan de convertirnos en malvados.
07.08.20
Antonio Molina Medina
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