Parque de los Alcornocales-Majaralto-El Cobre |
La tarde se oscurece y los rayos de luz se ocultan por los picos de la sierra. Mientras, la noche nochera apacigua los silencios y los luceros se agolpan alrededor de una añeja candela rodeada de ceniza blanca escuchando a los sabios para percibir sus sentidos, sus vivencias.
Abiertas, sus alegrías y sus penas a pesar de
la tormenta.
Eran pocas sus alegrías, pero las comparten
con nosotros, para endulzarnos la vida con sueños y puentes borracheados de sus
sueños, que sus corazones crean entre la brisa del sueño y el agua de los ríos
que generosa, se filtra de sus manos de centenares de años,
descubriendo sus miradas, como el azul que
destella, embelleciendo nuestra alma al reflejar su candela.
Río de la Miel-Parque de los Alcornocales-El Cobre |
Ellos aún nos incitan a recrearse en los recuerdos de sus sombras, resonancias hoy, entre cuerdas sibilinas de las que manan notas de vida atrapada, sonidos que se desbordan... Voces que se desbordan, entre las cenizas de sus almas, cuyos vientos marchitos, los de sus primeros besos cuyas gotas de llanto posaban sobre la yerba de antaño.
Majaralto-Chorrosquina-El Cobre |
¿Te
acuerdas Juan, de Antoñillo
el hijo de la Cigala?
¿El que de noche nos guiaba
recorriendo los caminos, con
bestias repletas de carga
en los años de la nana?
¡Qué aguerrido era el mozuelo!
¡Y qué corazón tan grande que
todo lo que ganaba lo repartía
entre las gentes del pueblo!
¡Con qué sonrisa lo daba!
¿Te acuerdas, Pepe del día
que la luna más brillaba
y su sombra lo delató
al cruzar a campo abierto?
¡Y no le importaba nada
que su sombra lo delatara!
Chorro de la esquina- años 40...Chorrosquina-El Cobre |
Así es Manolo: Los guardias le echaron el alto y él, cuanto más le gritaban, sus pies parecían alas que movían su figura, pero al caballo cargado le balearon el cuerpo ¡y él se pudo escapar a pesar de los silbidos provocados por las balas, que su cuerpo esquivaba!
¡Qué recuerdos chiquillos, que recuerdos!
Cesan las bocas de producir saliva; extraen
las petacas de sus bolsillos. Se masca el silencio mientras el papel de fumar
se esparce en la palma de sus manos dejando caer picadura de tabaco cuarterón,
que, con una sola mano llena de dedos expertos, lían y pasan por sus labios
ensalivando su valioso presente para ellos. Chispean los mecheros, humea la
mecha, sus dedos suavizan sus cigarros, soplan sobre la mecha, acercándola al
comienzo del placer, que entre sus labios aprehenden. Bocanadas de humo se
precipitan tras sus miradas a lo más alto del firmamento, entre anillos de
sonrisas, perforando con su vista los ganados que pululan por la sierra, con
los que forjaban parte de sus sueños.
Cañada de los tomates-Río de la Miel. |
Los niños se recogen con la mente repleta de aventuras, la sangre les hierve y será su fortuna, la que, posada en sus almohadas, repleta de sustancias de Curanderos, contrabandistas; maestros de hombres que se dejaron el pellejo por esas cañadas y cerros, junto a los relinchos de corceles viejos, de potros esbeltos domados por ellos, siguen relinchando aun en sus sueños.
La guitarra de Félix nos acurruca por dentro,
sus cuerdas relinchan pertrechas de notas que claman silencio. Mientras, ellos,
cabalgando en caballos fieros, por veredas y senderos, caminando a buscar el
sustento, aferrados a su tierra a su gente y a su cielo, marcando nuevos
caminos, nuevas leyes que ellos dictaban... Buscaban la libertad que ellos
nunca tuvieron.
Majaralto-Chorrosquina-El Cobre |
08/10/16
Antonio Molina Medina
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