Cortijo de Majaralto-El Cobre-Algeciras |
Un buen día
descubres que estás putrefacto, a la sazón corrupto y mal oliente. Un ser donde
la miseria se acumulaba en su cuerpo la que, mancillándolo, se apoderó de su
mente. Y reflexiona (porque ahora lo puede hacer sin los hombres de negro
después de una deseducación). Donde ya su mente se suaviza, y se calma, ya que
la edad es su única compañera, la que le comprende; y se desnuda ante ella, y
el mundo se amotina, y miras tu cuerpo envuelto en esa suciedad al que le
arrojaron sin saberlo, y con ello brotaba de su corazón el mal sin
delicias… Sueños que, agigantados, se abren camino. Y surgen del corazón otros
caminos, otras lenguas ya que el mal solo tiene una y los mensajes que se unen
a sus dedos perforan sensaciones donde el protagonista es el ser humano el que
llevamos dentro y que estaba oculto por la miseria de los que nos arrojaron al
mar de las desdichas... mediocres cerebros animados por conductas soeces e
ingratas, donde la única verdad sea la de ellos.
Antonio Molina Medina-Leer, leer, leer |
Los
incautos, conscientes de lo inseguro, campean. Sobresalen por su propio
desierto y zarandean las mentes intentando ocultarnos el porqué de ese
descalabro de los seres que nacieron (y nacemos) para el amor y no en el odio,
ni para ningún infierno que nos atormente (aunque parece ser que el odio y la
mentira es más productivo para los que no tienen corazón que le sangre).
El gallo
cantó tres veces en el monte los olivos, y las llamas encendieron la materia, y
encandiló las caras de sus vecinos de sangre… mientras las carretas siguen
dejando sus huellas por el barrizal de los caminos mientras el ser humano se
desvive por su "yo" aunque le cruja la sangre mientras
nacemos de nuevo, y no de esa madre que nos dio el nacimiento, buscando nuestra
felicidad con el primer beso que nos depositaron al nacer.
Antonio Molina Medina-Leer, leer, leer |
¡Aleluya, hermanos! Parece que volvemos a nacer ya que los nuevos mortales de suculentos placeres repletos de mentiras y de engaños, tratarán de nuevo de apoderarse de nuestras madres; aquellos a los que les damos de comer para que vuelvan de nuevo a esclavizar a las mujeres. Han sido las primeras palabras que salen de sus conciencias negras como en cielo seco, de su imprudencia e incultura, y de dioses que ya están muertos.
Acaso el
mundo es solo de ellos, incluso hasta a la naturaleza la destruyen con la
sangre derramada aún sin retirar de ella a los muertos… nuestros muertos
asesinados en una incívica guerra, de pólvora y sedimentos de piel.
Antonio Molina Medina-Leer, leer, leer |
Mientras los dioses se ocultan ante la sangre, muy oscura, de muertos ya que en su oscuridad, caminan sin sueños que extirparles, ni sangre que se resistiera antes de llegar a los mares, de donde aún siguen sacando cadáveres, desde todos los lugares. Mientras los nuevos jerarcas cierran sus fronteras después de saquear sus sueños y sus tierras, dejando bien alimentada a la tierra con la sangre de sus sables y pólvora sin retorno o perforando sus cuerpos por las aguas saladas de la nada... ya que sus aguas los arroja a las playas ya harta de cuerpos y brazos y piernas y caras.
16.01.23
Antonio Molina
Medina
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