El Cobre-Chorrosquina-Algeciras |
“Nos
expresaba Pablo Neruda:
Qué
hermosa época ésta, en que los poetas hemos podido mirar más allá de las hojas
y de las flores, más allá de nuestros pequeños corazones, que querían abarcar
inasibles inexistencias!”
Apoyándose ora sobre un pie ora sobre el otro, miraba
al cielo
con un nudo en la garganta y él le pedía a la azulada
aurora
que abriese una pequeña grieta para que cupiese su
cuerpo,
para encontrarse con ella, esa mujer tan hermosa que
lucía
en el firmamento, la que vertió su sangre en su
cuerpo, dejándole
su recuerdo, el que suspira y, en silencio, entre el murmullo
del viento, dejó sembrada su semilla junto a los hilos que brotaban
de su boca en su milagroso nacimiento.
El Cobre-Chorrosquina-Algeciras |
La selva virgen de esperanza se descolgaba desde su corazón
que se cosechó entre el fuego y la palabra la que brotaba de su espíritu,
cual esmeralda reluciente, cuya luz penetro
desde su nacimiento hasta
perforar los sentidos. Sus sentidos, los que su alma absorbió en su
madrugado principio, ofreciéndole la semilla que ella
sembró y sin
palabras que labrasen la tierra cuyas raíces brotaron
de sus pisadas.
El Cobre-Chorrosquina-Algeciras |
Airosa y fértil semilla la que plantaste, entre el dolor y lágrimas, cual
chorro de agua salada que chorreaba por tu cara emplazada mirabas
las huertas de esa vega inmaculada, ubicada tu cara, ya enrojecida de
tu hazaña, se deslizaban lágrimas sin palabras. Pero se dispersaron de
sueños tus manos, con las que abrazaste el encanto para dejar florecer de
nuevo la vida de tus entrañas, la que abrazaste entre las piedras
de tu soledad.
Casa rural- Majaralto- El Cobre-Algeciras |
Nacer de una madre que no tenía nada, que hasta la
nada le abandonaba…
Pero ella le dio todo sin tener nada; pobló su cuerpo de trapos cual tesoro
enriquecido de sueños y de constancia, para vivir ese ensueño
sin la nada y
darle su todo, al cuerpo que había nacido de sus
entrañas.
Suculento y placentero fue su nacimiento desde donde
le enseñaron a
soñar y a buscar la libertad que les estaba negada… Solo el deber y el
amor… Amar… son las herramientas que supo mamar de mujeres guerreras
que, hasta la leche de sus pechos, la repartían por las bocas hambrientas
ya que otros pechos no podían acumular ese alimento
contra la mortandad.
03.04.23
Antonio Molina Medina
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