Gaucín- Rerranía de Ronda-Andalucía |
“Por mi parte, yo que estoy muy cerca de los setenta
años, cuando apenas cumplí quince, descubrí a Walt Whitman, mi más grande
creador.”
Pablo Neruda
EL ENTIERRO DEL CANARIO
(Recuerdos de María Mata Padilla- Valderubio-
Granada)
El niño jugaba en el patio de su casa cerca de la
corraleta
de los caballos y animales de la granja.
Y de pronto escucha voces que provienen de la casa y
se
acercó y contempla a una niña que lloraba y gritaba
mientras
otras niñas la consolaban.
- ¡Que os pasa!
-Le decía a la niña de su edad, la que lloraba:
Y les contestaron todas:
-Que María, al despertarse ha mirado a
la jaula donde tenía su canario y se lo ha
encontrado muerto y
veníamos a contártelo ya que la pena nos embarga.
-Y el niño les contestó:
- ¡No lo toquéis dejarlo estar en la jaula
qué le vamos a hacer un entierro como dios
manda!
Gaucín- Serranía de Ronda- Andalucía
El niño preparó a sus amigos ya que ellos hacían
casi todas
las tardes teatrillos en unas maderas que les
pusieron
en forma de escenario y la tenían en el patio de la
finca.
Y ya él comenzó a organizar el entierro y preparó a
tres niñas
para que lloraran (cual plañideras, mujeres pagadas para los
entierros que en esa época se usaban y así se
ganaban un
jornal llorando, que llevarse a sus casas) y por la
tarde vestido
con un trapajo que su madre le busco, un rosario y el libro
de misa de su madre: se puso como si fuera un cura y muy serio.
Gaucín- Serranía de Ronda- Andalucía
Pues para eso se las pintaba solo ya que su madre le
llevaba
todos los domingos a misa a la ciudad, pues todo lo que
aprendió de la misa, él
todo lo transformó al romance del latín
en que hablaba el cura.
Su madre le contaba al cura del pueblo que
contemplaba la escena:
- Mire usted, mi niño cuando regresa de la misa,
se sube en un banco y todos los chiquillos se concentran
alrededor de él en la plaza y les canta la misa en latín.
Era muy gracioso el niño.
Gaucín- Serranía de Ronda- Andalucía
Y así termino la misa del entierro del canario y le
dieron
sepultura cavando una fosa, y con su cruz y todo, en
una esquina del huerto entre gritos de las muchachas
de dolor y entre las risas de sus mayores por la
gracia
que este niño hacía desde muy chiquillo
quizás sería con sus seis primeros años…
Terminada la ceremonia él niño seguía muy serio
mientras los demás se hartaban de reír, el cura
le dogmatizaba a su madre:
- ¡Hasta dónde llegará este niño con su imaginación!
Federico García Lorca con aproximadamente seis años.
Valderrubio- Granada. Año 2001
Antonio Molina Medina
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