Sinovas Arande de Duero (Castilla León) |
Entre
algodones su cuerpo,
alguien
resucita esta espiga
que,
fructífera, brota en los páramos.
Los
años trascurren acompañados
por
los granos, desgranando su fruto.
Los
sueños de esparcen en su cerebro
que
adormece los incestos dañinos de su cuerpo.
Su
mente se hace gigante para que los sueños
prevalezcan,
cual relámpagos salpicados del cielo.
Las
estrellas enmudecen su brillo y sus ojos
marcan
su rostro de escarcha.
Entre
nubes vuela su cuerpo que no se detiene
aunque
el tiempo este siempre presente
entre
los pliegues de su piel que protege
su
cuerpo. Y a su alma rejuvenece.
Gracias
zagal, tu alma es un profundo fuego
una
hoguera instalada en el tiempo cuyas llamas
alumbran
mi espíritu y calientan mi cuerpo
que,
ardoroso destella su calor a mi propio corazón,
afligido
con las ardas del invierno.
Antonio
Molina Medina
02/08/14
Mecida entre algodones se sueña columpiada por los sueños.
ResponderEliminarHermosos versos, mi admirado poeta.
Un aplauso y mi admiración.
Besos.
"Alguien resucita esta espiga que fructífera, brota en los páramos" Es hermoso el poema, ahora no se ven esos mares de oro donde las espigas se movían como olas de un mar. He tardado más de 8 años en conseguir ver un trigal, donde coger un ramo de espigas de trigo que añoraba en mi hogar.
ResponderEliminarUn saludo.
Ángeles
La naturaleza siempre rejuvenece, el tiempo no pasa por ella, en esos sueños que dibujas en tus letras, un soplo de aire y paz para el alma. Mi abrazo y cariño.
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