Cuando un ser humano
reflexiona y se escapa del mundo donde solo encuentra la (mentira) por
respuesta a los aconteceres de la vida cotidiana, solo le dejan participar ya…
fuera de ella. Y seguir esos senderos antiguos dónde la verdad aun existía
y el amor rondaba por las cabañas a pesar de que se compartía con la miseria y
la ira.
Hoy, sedientos de
caricias y de palabras aladas, es más compatible la vida entre las letras que
forman sus nombres y dejan al descubierto la miseria en la que vivimos y sin
soluciones que nos aporten los que dirigen los pueblos ya que no pueden dejar
tras ellos el poder y la ira y, la mentira se hace cuerpo en ellos.
Decía G. Orwell:
“El que controla el pasado
controla también el futuro
El que controla el
presente, controla el pasado”
De ahí ese sabor tan
intenso que me provoca el pasado, como experiencia para este presente tan opaco
y destructivo entre los seres humanos ya que, ni con la palabra, son capaces de
atender las necesidades de aquellos que necesitan más hechos y menos verborrea.
Mientras que el pueblo
se desangra, ellos se convierten en agitadores sin escrúpulos, para seguir
repartiéndose el maná que ya han probado. Mientras el PUEBLO suspira y reclama
ese trozo de pan y un techo donde posar sus huesos cuando lleguen las heladas y
las noche grises de sus miserias.
Dicen que el sol asoma
por la cresta de las colinas enfocando los álamos y la pradera, y que sale para
todos los que la habitamos… Quizás sean los Cipreses los que agradecen sus
rayos protegiendo y dando calor a las tumbas que cada día se destapan para
almacenar esos nuevos cuerpos que a nadie interesan y, menos, a los que
comercian orgullosos, con el vil metal, cual maleza de zarzas con espinas
que se clavan en sus cuerpos desamparados por el retroceso al que nos llevan
los que dirigen los destinos de los pueblos de la tierra, mientras los
defensores desde las almenas, los defensores de los pobres sin tierra, miran
para otro lado y callan en la oscuridad de sus conciencias dejando en capilla sus
sentimientos enterrados, cercados en su propia conciencia.
19.02.21
Antonio Molina
Medina
No hay comentarios:
Publicar un comentario