Río de la Miel- Parque de los Alcornocales El Cobre |
Jefferson dijo: “<<Si una nación espera ser ignorante y libre, espera algo que nunca fue ni nunca será… La gente no puede sentirse segura sin información. Donde la prensa es libre y todos pueden leer, hay seguridad>>”
Aldous Huxley.
Río Nervión- Orduña-Bizkaia |
Abrumado por el sabor del silencio, desabrido por la nostalgia cual Águila habita en su interior, que solapa su envoltura y los ríos que limpian su cuerpo explosionan, fecundos, de la suavidad con que circulan. Incasables, los sentimientos, que no se doblegan con el paso del tiempo.
Río de la Miel- Parque de los Alcornocales. |
La materia deforme se hace ecuánime, cual figura y deja la mente que vuele a lugares de encuentro, donde la Luna sigue agazapada detrás de la sierra enfurecida por el dolor de parto que la oprime en el nacimiento de su río. Mientras, suculento festín, el de sus sentidos agitados, que placen en la suculenta sabana y él solo sonríe y respira el aire de las laderas de su río de la Miel mientras el río Nervión alteró sus pensamientos los que hoy flotan en su mente y su corazón se introdujo en él. Hechizado, del caudal de su agua la que se perfila despejada y clara, deslizándose por su cauce por empedrados cimientos, dúctil cual cascadas, cuya caída borbotea su curso y se mofa de las miradas que, sesgadas, penetran en sus aguas.
Río Nervión- Orduña-Bizkaia |
El silencio se agita en el Canuto Hondo y sus orillas sonríen a su paso mientras, en la sombra de sus Molinos, sus piedras se agitan con voces extrañas, por la antigüedad de sus almas. Sientes sonrisas que queman, que abrasan, oídos que claman, pertrechos de ansias sonrisas de plata, placidas... limpias… las que se mecen por su otro río el que le dio la vida y pobló sus esperanzas.
Río de la Miel- Parque de los Alcornocales |
La tarde se hace noche y la noche madrugada. La brisa sofoca el ardor de su rostro cual sonrisa ecuánime, se afianza impredecible en su cuerpo, salpicando los chaparros los que poblados de nidos de donde brotas diminutos gorjeos ‘música-dos’ los que ennoblecen su cauce, cuyas raíces sobresalen y se adhieren satisfechas del frescor que las alimenta. Mientras ellos seductores, capaces de todos los sueños con mimo entre sombras y rayos divinos. El camino y las veredas se estrechan y te cautivan, cuyos surcos se deslizan por mi cuerpo y se hacen firmes en lo profundo de mi alma, que nos llena de esperanza chapoteando sin pausa por las pozas de los ríos de su alma.
Antonio Molina Medina
02/04/17
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