Soledad, así te llaman por tus ojos y mirada. Fue el ayer tan sabrosón
que mis labios se dilatan. Sólo por sentir los tuyos mi cuerpo ya se me escapa
y mi voluntad de acero se derrite en tu mirada. ¡Cómo la quiero queriendo! ¡Cómo
la ama mi alma! Mi corazón no lo siento, ni me importa dónde está, yo sé que
está muy cerquita de otro corazón que brama. Envuelto en luz de un candil se
encuentra prisionero y en calma. Quererla, sólo quererla es el oficio divino, así como correr por la pradera detrás de ese
bello cetro que tanto ansía mi alma.
Molina Medina
Qué bello tu poema que late y siente tanto desde tus letras y corazón, me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso.
Me estoy dando cuenta que a veces que retroceder en una vida es más saludable que la que vivimos a remolque.
EliminarBesos y gracias.
Qué bueno es que el corazón siga latiendo :-)
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Y aunque tarde en retroceder en mi camino... quizas sea que este viviendo demasiado rapido, ero la vida es mas sencilla y dulce desde que me encontre a mi mismo entre las aguas de mi rio...
ResponderEliminarGracias Un abrazo.