QUERIDO BLAS DE OTERO


Querido Blas de Otero:
Acurrucado me encuentro a la puerta de tu casa.
La gente sale y entra sin mirarse en tu mirada.
Tu río caudaloso sólo limpia las caras,
porque las manos se duelen entre cicatrices y yagas;
las que manan de tu pecho y corazón se inflaman.
Verde será tu camino y de verde, verde y grana
serán tus hijos serenos los que trasieguen inciensos.
Caminarán por tu casa,
la casa de los labriegos, con sus hoces y guadañas.
Antonio Molina Medina

2 comentarios:

  1. Un poema homenaje a quiénes trabajan duro sobre las labores de los campos, en los que las manos tienen cicatrices y llagas, me encantó, amigo Antonio.

    Un beso.

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  2. Un precioso homenaje a un gran poeta y a la gente del campo.
    Felicidades por tus letras.

    una lluvia de besos

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